Revista Pulsiones Año I Introducción a los MOVIMIENTOS ARTÍSTICOS Primera Entrega: 1400-1900

 

 


Este breve trabajo recopilatorio tiene por objeto invitar al lector a introducirse dentro del ámbito de los movimientos artísticos, sus génesis, las razones epocales que motivaron sus desarrollos y segmentación, en muchos casos yuxtapuestos, incluso con artistas que fueron activos protagonistas y referentes en más de uno. La primera parte transita desde fines de la edad media con el Pre-renacimiento hasta finales del siglo XIX con el Simbolismo, haciendo notar que algunos de ellos pervivieron bien entrado el siglo XX. En las dos próximas entregas nos introduciremos con mayor detalle dentro  del siglo XX hasta nuestros días, período de la modernidad muy rico en tanto técnicas expresivas y diversidad temática con más de tres decenas de movimientos artísticos tan disimiles como originales.

 

 

 

Fuente: HA!

https://historia-arte.com/movimientos

 

Renacimiento temprano

1300–1400

…O Primer Renacimiento, o Renacimiento primitivo, o proto- Renacimiento o Renacimiento inicial o Prerrenacimiento…

En torno al siglo XIV algo cambia en Europa. Se supone que estamos en la edad media, pero algo empieza a revolucionarse en la política (se consolidan los estados europeos), la sociedad (la burguesía empieza a ascender), la economía (es aquí cuando nace el capitalismo)… y por supuesto la cultura. De pronto es el hombre, y no Dios, el centro de todo. De pronto artistas y artesanos son valorados. De pronto se empieza a usar el naturalismo, la armonía y las proporciones matemáticas para crear belleza. El artista se vuelve un científico, debe saber de muchas disciplinas para desarrollar su oficio. Ya no practica solo actividades viles y mecánicas. Ahora su oficio empieza a elevarse. El artista empieza a soñar. En el proto-renacimiento estamos entre dos mundos. Estamos en el gótico (recordemos que este es un nombre a posteriori, pues para los renacentistas este era un arte de bárbaros, de godos), pero se empieza a sentir el Quattrocento.

Artistas Representativos: Robert Campín, Jan Van Eyck; Sassetta, Giotto, Andrei Rubliov



Jonás tragado por una ballena - Giotto

 




Quattrocento

1400–1500

El Quattrocento (cuatrocientos, los años del siglo XV) es un período clave para el arte occidental. Digamos que es ahí donde nace el arte como lo conocemos hoy. Y el artista, que deja de ser anónimo. Como veis es una palabra Italiana, pues es ahí donde se inicia todo. La edad media acaba y se empieza a valorar la antigüedad, el arte clásico griego y romano. Pero todos esos nuevos artistas e intelectuales no quieren sólo imitar esa época mítica. Lo quieren superar. También se empieza a valorar al ser humano (humanismo). Eso da como resultado la representación de la figura humana como tema, se busca imitar las cosas como son (anatomía, profundidad, proporción, perspectiva…).

Artistas Representativos: Donatello, Giovanni Bellini, Piero della Francesca, Masaccio, Botticelli



Primavera de Sandro Botticelli

 

 



Renacimiento del Norte de Europa

1400–1600

Si en Italia el renacimiento se basaba en la vuelta al mundo clásico, esto no se ve tan claro en el renacimiento alemán, holandés o flamenco. En estos «países nórdicos», se vivió en la época otra revolución: la Reforma protestante. En el renacimiento del norte de Europa se dejó también atrás lo medieval. Se percibía lo que estaba sucediendo en Italia, y por supuesto este nuevo arte influyó, pero los países del norte tenían sus propias tradiciones, como la escuela flamenca, en la que todo era menos idealizado y más del «pueblo llano» y sus costumbres, más fantasioso y oscuro, mucho más detallista, siguiendo la tradición miniaturesca. Aun así hay características comunes en el norte y el sur, como son el naturalismo y el humanismo. Hay que decir también que la gran aportación del arte flamenco a esta época fue la técnica de la pintura al óleo.

Artistas Representativos: Hans Memling, Jean Fouquet, Quentyn Massys, Dirk Bouts

 



La virgen lactante de Jean Fouquet

 

 


Cinquecento

1530–1600

El Cinquecento (es decir, [mil] quinientos en italiano) es el siguiente paso de la evolución del arte iniciado en el quattrocento. 

Se desarrolla a tope el antropocentrismo humanista, principal rasgo de la Edad Moderna, y estilísticamente se caracteriza por la inspiración en la antigüedad clásica, sobre todo en lo que se refiere a la imitación de la naturaleza. Si Florencia fue la cuna del quattrocento, el arte de este siglo tiene su sede en Roma. La Roma de los papas, que serán mecenas de los grandes artistas de este periodo. Por supuesto, el cinquecento se extiende muy pronto por toda Europa como una infección.

Artistas Representativos: Rafael, Miguel Ángel, Pontormo, Giorgione



El juicio Final de Miguel Angel

 



Manierismo

1550–1610

Cuando los elementos principales del Renacimiento empezaban a entrar en crisis, el manierismo significó un progresivo abandono de la proporción de las figuras, de la perspectiva espacial, del uso de líneas claras y definidas y de las expresiones mesuradas y dulces de los personajes renacentistas.

Por ello para muchos, el manierismo es un período de transición entre el arte renacentista y el arte barroco de los siglos siguientes.

El concepto de maniera significaba un saber hacer, y además sin esforzarse demasiado por hacerlo. Una sofisticación, por así decirlo, pues se trata de un arte exclusivo de la corte. El arte manierista se caracteriza en general por su virtuosismo, su artificiosidad y -al fin- por comenzar un libre diálogo entre forma y significado, entre el estilo y el tema.

Si… en buena parte como el arte contemporáneo actual. En ese sentido hay que decir que es aquí cuando se abandona el arte devocional realizado hasta ahora y se empieza a crear un arte autosuficiente, hecho para mostrar en una galería de arte. En literatura debemos considerar manieristas a autores como Cervantes o Shakespeare. Con eso lo decimos todo.

Artistas Representativos: Tintoretto, Giambologna, El Greco, Bronizio

 



Visión del apocalipsis de El Greco

 



Barroco

1600–1750

El Barroco trasciende del arte. Fue un período cultural, científico, tecnológico, filosófico, político, económico… Aunque probablemente sea en el arte donde mejor se ilustra el clima del momento. El siglo XVII nace con cambios políticos (los estados modernos), religiosos (la contrarreforma), tecnológicos (el telescopio), económicos (crisis) y sociales (la burguesía). Con esa atmósfera surge un estilo anti-clásico, menos racional y más apasionado, una reacción contra lo anterior como suele -y debe- pasar a lo largo de la historia del arte. El arte se volvió dinámico, teatral, efectista. Busca sorprender, asombrar. Eso no quiere decir que se elimine el realismo. Todo lo contrario: se recrudece. En esa época de crisis económica, el hombre se enfrenta de forma más radical a la realidad. Aun así se distorsiona todo, se violenta. Se potencian los contrastes (el tenebrismo) y el desequilibrio.

Artistas Representativos: Rubens, Pedro Roldán, Gaetano Zumbo, Artemisia Gentileschi

 



Lujuria, poder y violencia de Rubens

 



Rococó

1720–1780

En torno al 1797, Pierre-Maurice Quays bromeó sobre el nuevo arte uniendo las palabras «rocaille» y «baroque». La primera designa la ornamentación que imita piedras naturales y moluscos, la segunda, al barroco… Una vez más, un término peyorativo fue aceptado como el más eficaz por la historia del arte. Por supuesto, esta corriente existía desde antes de Quays, desarrollandose a lo largo del siglo XVIII por toda Europa, pero partió de Francia, cuna de este estilo. La aristocracia francesa se aburría. Y decidieron darle una vuelta de tuerca al barroco, haciéndolo más juguetón y frívolo, menos solemne que el de la época de Luis XIV. Esta corriente claramente hedonista buscaba la delicadeza, elegancia, sensualidad y gracia. Todo era menos serio y más sentimental. Todo mucho más lúdico, acorde con una (alta) sociedad en busca de la felicidad.

Es por eso que abunda el erotismo.

Artistas Representativos: Goya, Canaletto, Boucher, Pierre Subleyras



El aquelarre de Goya

 





Neoclasicismo

1750–1820

Como bien dice su nombre, una vuelta al mundo clásico tras el frenesí barroco. Así gira la rueda de la historia del arte desde sus inicios. La ilustración extendió sus tentáculos hasta el arte y la razón de la antigüedad greco-romana vuelve a ser un faro por el que guiarse estética y filosóficamente. Se empiezan a realizar expediciones arqueológicas para recuperar ese pasado casi mítico. Roma se convierte de nuevo en la capital cultural de occidente, y todo artista que se precie va a conocerla. Después de tanta pasión desbordada, de tanto ornamento prescindible, vuelve a ponerse de moda la claridad y la sencillez- Vuelve el dibujo y la forma, sobre el color y la mancha, que dejan de tener valor estético por sí mismos. Se valora la factura impecable, sin pinceladas del autor, se aprecia la temática histórica (incluida la historia presente, como la Revolución Francesa) y mitológica, mejor si estaban basadas en los clásicos.

Aristas Representativos: Antonio Canova, Angélica Kauffmann, Piranesi

 



Venus Victrix de Antonio Canova

 



Orientalismo

1750–1956

El orientalismo más que un movimiento, fue un ardor, un ardor longevo que duro tres siglos, alcanzando a multitud de disciplinas, estilos y artistas: Una preocupación importante, concluyó Víctor Hugo. Preocupación que emergió al calor del combo neoclasicismo + romanticismo, ofreciendo el academicismo la mayor gloria al género.

Asociado inevitablemente al siglo XIX, tuvo su precuela en la centuria anterior, cuando Europa observó con ojos curiosos al vecino de la derecha, un Imperio otomano que se descomponía. Era una necesidad urgente que una dama de clase alta —o muy esnob con recursos— se hiciese retratar con un buen turbante sepultada entre sedas adamascadas. Las «turquerías» es el comienzo de todo. Aunque fue con las campañas expansionas inglesas, y en especial la napoleónica en Siria y Egipto, cuando el norte de África y Oriente Medio se convierten en los territorios que narcotizan a Europa. La cosa finaliza oficialmente en 1956, cuando Francia abandona Marruecos.

Ser orientalista significaba lanzarse a explorar el este, no obstante, algunos pintores jamas salieron del estudio, dedicándose a imaginar, ayudados por la literatura de viajes o alguna lámina o daguerrotipo venido de allá. De hecho, el orientalismo es algo imaginado.

La pintura se utilizó sabiamente como propaganda de esas potencias imperialistas para legitimarse en aquellas tierras bárbaras, apoyadas por una clase acomodada y capitalista en busca del contraste con la ilustración de sus vidas. En tierras islámicas se buscaba lo desconocido, lo misterioso y sobre todo, lo prohibido, asumiendo sus aberraciones culturales e inferioridad intelectual y moral.

Así, los salones de aquellos países grises e industrializados se poblaron con el desorden de populosos zocos, con combates tribales a caballo y de ricas medinas medievales, de desiertos eternos u oasis con tiendas de nómadas, de arquitecturas cupuladas y esbeltos minaretes, con escenas cortesanas o cotidianas, festividades populosas y llamadas a la oración…

El erotismo femenino —de amplio espectro racial— se cultivó masivamente en contextos de esclavitud, gineceos y baños comunales, sirviendo como húmedo subterfugio a la castrada sociedad cristiana del momento.

Artistas Representativos: Fortuny, Rosati, Majorelle,

 



Almuerzo en La Alhambra de Mariano Fortuny

 

 

 



Romanticismo

1790–1880

Una vez a Liszt le preguntaron cuál era su profesión. El maestro respondió: «Mi profesión, amigo, es desatar tormentas»

La rueda vuelve a girar… Después de un periodo racional, sereno, clásico, viene uno desbocado, pasional, subjetivo. Y después del frío neoclasicismo surge el romanticismo como una tormenta después de la calma. El romanticismo se origina paralelamente en Alemania y el Reino Unido cuando un grupo de gentes variopintas deciden que ya están hartas de tanto racionalismo e ilustración. El mundo es más bien lo contrario… irracional. No es sereno ni intelectual. Más bien está lleno de sentimientos, de imperfecciones. Y ahí está la gracia. Vuelve así ese barroco gusto por el drama, y si es con violencia, mejor que mejor. Guerras, locura, muerte… Además no está mal aderezarlo con un poco de erotismo. La libertad individual es ahora lo importante, y cada uno tiene su propia forma de buscarla. Muy pronto esta idea se extiende por toda Europa (el primer movimiento cultural en hacerlo) y cada país tendrá su particular forma de romanticismo, que se proyecta a su vez en distintas disciplinas artísticas.

El subjetivismo es un rasgo intrínseco al movimiento. El yo es lo que importa y no esa científica universalidad de la ilustración. En este sentido se exalta la personalidad individual y por consiguiente la originalidad (cada persona debe mostrar lo que la hace única), se empiezan a valorar las tradiciones nacionales, con sus respectivas épocas pasadas de esplendor.

Si… Aquí empiezan los nacionalismos en Europa.

Es por eso que nace un culto a la edad media, o mejor aún: sus ruinas (esto incluye temáticas como el ciclo artúrico o sagas de la mitología nórdica). Se valora el folclore, pues la sabiduría popular es una fuente inagotable de inspiración, como también lo es la literatura.

Pero también lo es el exotismo (un romántico debe viajar) o la fantasía y los sueños (viajar con la mente). Los cuadros románticos pueden perfectamente estar poblados de fantasmas, brujas y monstruos.

Surge en esta época una idea interesante: el artista como genio, como creador, como Dios. No tiene mérito imitar la naturaleza. Si es necesario hay que crearla, y es por ello que en el romanticismo se valora la rebeldía. Romper las reglas era muy cool. Y eso incluía suicidarse de amor o de tristeza… o morir de tuberculosis. Un buen romántico debería morir joven.

Finalmente renace el gusto por la naturaleza, pero muy subjetiva. Es así que los paisajes son ahora un género mayor. No interesan descripciones topográficas, sino mostrar emociones humanas a través de dos vertientes principales: lo pintoresco y lo sublime.

Artistas Representativos: Goya, Delacroix, Delaroche

 



La Barca del Dante de Delacroix

 




Realismo

1840–1870

Nunca he visto ángeles. Muéstrame un ángel y yo pintaré uno.
La pintura es la representación de las formas visibles. La esencia del realismo es su negación del ideal…(Courbet)

Efectivamente, los realistas repudiaban a los idealistas. El subjetivismo empezaba a agotar a los artistas que buscan algo más directo, más subjetivo, más colectivo. Francia vuelve a ser el lugar de origen de un movimiento revolucionario como este, que pese a mostrar la cruda realidad, no lo hacen académicamente, sino todo lo contrario. Los realistas rechazan lo exageradamente emocional, es decir, lo sentimental. Rechazan lo exótico porque quieren mostrar lo cercano. ¿Y qué hay más cercano que la vida cotidiana, el día a día, la rutina, el trabajo…?

Es por ello que este movimiento adopta una postura activamente política, denunciando las injusticias sociales y comprometiéndose con las clases bajas y los movimientos políticos de izquierda. El costumbrismo se convierte para los realistas un tema mayor para la pintura, así como el paisaje, y otros géneros como el desnudo eliminan todo idealismo, convirtiéndose a veces en lo que muchos consideraron arte obsceno.

Aristas Representativos: Homer, Sargent, Courbet, Bioldini



Un entierro en Ornans de Gustave Courbet

 



Impresionismo

1872–1882

De nuevo un crítico que cita peyorativamente un cuadro pone nombre a un movimiento, en este caso «Impresión: sol naciente» de Monet.

La pintura impresionista nace a partir de la segunda mitad del siglo XIX y quiere, a grandes rasgos, plasmar la luz y el instante, sin importar demasiado la identidad de aquello que la proyectaba. Las cosas no se definen, sino que se pinta la impresión visual de estas cosas, y eso implica que las partes inconexas dan lugar a un todo unitario (algo que años después demostraría científica y psicológicamente la Gestalt).

Resumiendo, este movimiento se caracteriza por el uso de colores puros sin mezclar («todo color es relativo a los colores que le rodean»), el hecho de no ocultar la pincelada, y por supuesto darle protagonismo ante todo a la luz y el color. De esta manera las formas se diluyen imprecisas dependiendo de la luz a la que están sometidas, y una misma forma cambia dependiendo de la luz arrojada sobre ellas, dando lugar a una pintura totalmente distinta.

Por ello, y a partir de los paisajistas de la escuela de Barbizon, los impresionistas se centraron en la pintura al aire libre, buscando plasmar el cambio de la luminosidad, el instante.

Artistas representativos: Sorolla, Monet, Manet, Degas, Boudin, Fortuny



Los jardines de la casa de Monet

 

 



Postimpresionismo

1880–1910

Siempre tengo la esperanza de encontrar algo allí dentro, en el estudio del color (Van Gogh)

El postimpresionismo es una palabra artificial, lógicamente. Se acuñó a posteriori, cuando los artistas postimpresionistas estaba ya muertos. Ningún postimpresionista era consciente de estar en el postimpresionismo. Sin embargo hoy podemos agrupar a un cierto número de artistas que trabajaron después del impresionismo, reaccionando contra él en muchos aspectos, y que reunen las siguientes características:

Asentaron las bases del arte moderno. Por lo general no fueron apreciados en vida. Una vez muertos fueron considerados clásicos intocables. Sus pinturas son hoy las más caras de la historia.

Estilísticamente no hay un rasgo definitorio que una a estos autores, pero en general todos los postimpresionistas utilizaron colores vivos, pinceladas poco discretas y unas temáticas basadas en la vida real. Todos ellos intentaron también dar un paso más en cuanto emoción y expresión a la pintura y todos presentaron una visión particular de la naturaleza… una visión subjetiva del mundo. El término postimpresionismo nace en 1910, cuando se hace una exposición en Londres coimisariada por el crítico Roger Fry llamada precisamente así para unificar un poco la muestra de cuadros de Van Gogh, Gauguin, Seurat y Cezanne.

¡Y vaya exposición! Estamos hablando nada menos que de los cuatro pilares del arte moderno posterior. Simplificando las cosas un poco, de Van Gogh surgió el expresionismo, de Gauguin el primitivismo, de Cezanne el cubismo y de Seurat el fauvismo. La exposición fue un desastre, un fracaso de crítica y público. Sin embargo, seguimos usando el término postimpresionismo para referirnos a este «estilo» de los años 80–90 del siglo XIX.

Artistas representativos: Gauguin, Van Gogh, Toulouse Lutrec, Signac, Cezanne



Olivos de Vincent Van Gogh

 

 



Primitivismo

1885

Soy un salvaje. Y las personas civilizadas sospechan esto. (Paul Gauguin)

El arte moderno le debe mucho a los pueblos primitivos: el arte prehistórico, el arte no occidental (aunque llamarle primitivo es bastante condescendiente). Una máscara africana, una momia peruana… todo lo que no estaba corrompido por la mirada occidental de las cosas fue un punto de partida para numerosos artistas modernos.

Nada más moderno hay que volver a los orígenes y conseguir esa inocencia de los primitivos, esa «regresión deliberada» (en palabras de Gombrich). El primitivismo por tanto, más que un movimiento artístico delimitado es una corriente, una inspiración para artistas de todas las épocas. Primitivismo es también lo infantil, el naïf, lo arcaico, lo popular, lo espontáneamente ingenuo…

Casi siempre está hecho por artistas autodidactas, que frente a la técnica llenan su obra de un arte intuitivo y sugerente.

Artistas representativos: Frida Khalo, Grandma Moses, Henri Rousseau, Gauguin



Arearea de Paul Gauguin

 




Simbolismo

1880–1910

Jean Moréas, en «Un manifiesto literario» (1886), define al nuevo estilo como «enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva…».

El simbolismo es misterio, un sueño, un enigma… Frente a la sociedad industrial que ya se estaba estableciendo, se propugna un arte poético, porque en realidad de ahí viene todo, de Las flores del mal de Baudelaire.

Hartos de tanto realismo, los artistas simbolistas vuelven a escapar de la realidad, buscando lo onírico, experimentando con drogas, volviendo de alguna manera al romanticismo de William Blake, los nazarenos y los prerrafaelitas.

Por eso, es muy difícil englobar estéticamente a los simbolistas en un conjunto concreto y estéril. Cada uno iba a su bola.

Lo que sí parece es que todos practicaron un arte antinaturalista, casi siempre espiritual, desatando a fantasía y la subjetividad frente a la objetividad científica de impresionistas y neo-impresionistas.

Y todo mediante el símbolo, su herramienta para la expresión del estado de ánimo, de las emociones y de las ideas del individuo.

Todo esto evolucionaría hasta movimientos posteriores como los nabis, el Art nouveau o el surrealismo.

Artistas representativos: Gustav Klim, Ramón Casas, Maurice Denis, Camille Claudel, Rodin

 



El friso de Beethoven de Gustav Klim

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