Gráfica
Ante las políticas que dictan sus preceptos a través de la fijación del
sentido de algunas palabras y composición de letras, desde nuestro lugarcito en
el discurso jaqueamos el orden decretado y nos reapropiamos de la materia de la
metáfora. Con ustedes y para ustedes, para todxs nosotrxs, anunciamos una nueva
sección: TNU, texto de necesidad y urgencia. Textos que no obligan nada a
nadie. Textos con los que cada quien subjetiva, lee, venga, defiende y
construye la vida que nos hurtan.
Delegación editorial En El Margen
Me voy corriendo a ver
qué escribe en mi pared
la tribu de mi calle
Indio Solari
¿Acaso imaginaste en tu delirio que iba yo a odiar la vida y al páramo
retirarme viendo que no florecían algunos de mis sueños venturosos?
Goethe, Prometeo
Avenida Rivadavia (o yo
motosierreo)
A finales de diciembre de 2023
ingresaron al Parlamento Nacional Argentino, un Decreto de Necesidad y
Urgencia y un proyecto de Ley Ómnibus sobre el que conviene
detenerse en su nombre: “Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la
Libertad de los Argentinos”.
Este proyecto de ley, inabordable en
su conjunto por su desmesura y estilo polirrubro, en su punto de partida supone
absurdamente que la libertad es una concesión de quien la otorga. Esta tropilla
palabrera de caprichos mercantiles incumplió con el itinerario institucional no
sólo en cuanto a los pasos y procedimientos sino también alterando el espacio
público para la redacción, debate y reescritura de las leyes. Para la
redacción, el despacho de funcionarios fue reemplazado por los estudios
jurídicos de los beneficiarios de las leyes; como lugar de reunión, el
Parlamento fue desplazado por encuentros nocturnos en departamentos de barrio
especial; finalmente, la discusión para obtener acuerdos fue aplastada por la
extorsión, la amenaza y la compra-venta de los votos necesarios.
Suele ponerse el foco en el atropello
económico de este ómnibus, ¡y cómo no hacerlo! Pero si uno repara en el nombre
del proyecto y en el procedimiento seguido y si, especialmente, se escuchan las
voces necesarias y urgentes de la calle que dan nombre a la operación, ¿no
estamos frente a una maquinaria que ajusta y privatiza en primer lugar la
palabra, es decir aquello que nos permite hacer lazo? Motosierrar no
parece un verbo que pueda conjugarse porque no es un verbo sino la expresión
maltrecha de lo que amenaza con el corte del lazo que produce “communitas”.
Calle Combate de los Pozos (o la
puerta trasera del dictamen)
Es vox pópuli que el
dictamen de este proyecto ha sufrido diversas mutaciones a tal punto de
desorientar a los legisladores que no salían de su perplejidad por estar
discutiendo un dictamen espectral del que sólo se conocían algunos fragmentos o
versiones impresas de o improvisados sobre la marcha. De este modo, todos los
textos que circulaban eran apócrifos. Las versiones del supuesto texto original
(de algún modo hay que llamarlo), sufría cambios a cada paso de las
negociaciones con parlamentarios que insistían en colaborar con tenacidad de la
servidumbre voluntaria. Lo singular de estos cambios es que no fueron producto
del debate parlamentario sino el resultado de reuniones privadas por
fuera de la geografía del edificio público del Congreso de la Nación.
Incluso han circulado versiones vía Whatsapp, las que el propio Presidente de
la Cámara manifestó desconocer.
Cocinar un texto fuera del lugar donde
se escriben las leyes posee consecuencias de una gravedad que es preciso
resaltar. Se hizo de ese fuera de lugar un secreto a voces, un modo
de secretear públicamente que constituye la eficacia misma de la
operación de atropello: dictar una ley fuera de la ley, hacer privado lo que
debe permanecer público.
Esta ley –aprobada en General en la
Cámara de Diputados el 02-02-2024 y que aguarda su tratamiento en Particular–
conlleva el riesgo de redactar un texto sin vacío (el necesario en la letra de
la ley para hacer posible la equivocidad que exige la interpretación de un
texto) y que hace lugar a un pleno: el que procede de la voracidad mercantil
que sabe lo que quiere y lo quiere ya. De este modo, expulsa a millones del lazo
social para encerrarlos en la jaula de los leones donde reina el apetito y no
la ficción que sostiene al lazo social.
Llueven leyes como gases que hacen
llorar, queman y esquirlan la piel de la vida en sociedad. “El ajuste es
también ajuste discursivo” y las privatizaciones pueden pensarse “como
privaciones de los lazos comunales” (Ignacio Lewkowicz).
Avenida Entre Ríos (o “Entrada de
honor”)
Inmediatamente después que el
Presidente Milei leyera en cadena nacional algunos puntos de esa otra ley, el
Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) –que también pende como una amenaza sobre
las enormes mayorías–, las cacerolas retornaron al mejor lugar pariendo una
exigencia: “La Patria no se vende”. No es un hashtag tuitero ni una
consigna con sede de autoría en algún partido. Se trata de una escritura
pública, que es de todos quizás porque lo bueno ya no es de nadie
sino del lenguaje o la tradición encarnada en un nosotros callejero, que
marcha haciéndose oír y que, al enunciar lo que dice, expresa desde dónde lo
dice: el pueblo no se rinde y, una vez más, toma la palabra que quieren
arrebatarle.
Podríamos haber dicho (cambiemos a la
primera persona del plural para incluirnos) “No a las privatizaciones”, “No al
ajuste”, pero esas palabras requieren en primer lugar un otro a quien
dirigirse; en segundo lugar, reducirían la resistencia al reclamo económico.
Sin embargo, gritar en coro multitudinario “La Patria no se vende”, sitúa la
cosa en otro terreno: la voz pública se pronuncia, no le pide nada a nadie y no
sólo porque no haya a quién sino porque la enunciación es performática y los
actos de libertad no piden permiso.
Para resaltar el lugar
histórico-político de esta enunciación colectiva, propongo filiar esta gesta discursiva
con aquella otra que pronunció “Aparición con vida (de nuestros hijos)”, parida
por las Madres de Plaza de Mayo mientras habitaban las calles inhóspitas de la
dictadura genocida. Algunas “encerronas trágicas” que dejan sin tercero de
apelación son también la oportunidad para una invención colectiva sostenida en
un modo de amar que tiene el coraje de perder y que se distingue radicalmente
de quienes sólo saben ganar apropiándose de lo que no les pertenece.
“Aparición con vida” y “La Patria no
se vende” son pronunciamientos de materia distinta pero de naturaleza común.
Son pronunciamientos públicos que denuncian en su proclama el arrasamiento de
todo orden legal y, por tanto, el descalabro subjetivo que conlleva. Ellos
encuentran o quizás fundan un resquicio en el seno mismo del terreno tiránico
para poder seguir hablando: antes, frente a un genocidio; ahora, ante un leycidio que
no hace ficción de la ley sino farsa inaceptable.
Entonces, frente al ómnibus de la
crueldad, que busca embestir la alteridad, la presencia perseverante del pueblo
en la avenida Entre Ríos –objeto de una represión feroz, con el despliegue
inédito de las fuerzas «de seguridad»– es el reservorio ético que custodia no
sólo los bolsillos desfondados y las vidas amenazadas sino, por sobre todo, la
existencia; es decir, no ser desposeídos de aquello que no es de nadie porque
nos pertenece a todos, el lazo comunitario.
Calle Hipólito Yrigoyen (o la chance
de una cesión en el Senado)
Un chiste o retruécano muy difundido
suele decir que Milei es eso, mi-lei. Una vez más el ingenio popular expresa lo
verdadero en este asunto. La Ley como lazo social imprescindible queda reducida
a la voluntad caprichosa del que todo lo vende en el espacio sin Ley de la ley
del mercado. Resta esperar aún que algo de este intento de legalizar el
des-quicio, encuentre algún límite en el Senado, que deberá librar su propio
combate para salir del pozo sin fin de la compra-venta.
La Patria no se vende y la crueldad no se escritura.
Valeria González, psicoanalista.
Fuente: Revista En El Margen
Link de Origen: AQUÍ
Una cuestión insoslayable: la crueldad... por Ana N. Berezin
https://www.topia.com.ar/articulos/hace-cinco-decadas-una-cuestion-insoslayable-crueldad
El 21 de marzo de 2019, me encontré
en el diario Página/12 con el artículo de Enrique Carpintero titulado: “Los
nuevos modos del fascismo en las democracias occidentales”. Un muy buen
trabajo, luego publicado en la revista Topía como editorial del
número de abril de este año. En ese texto encuentro una clara cercanía con un
artículo que escribí el 23 de julio de 2017, que es publicado en la web del mismo diario, (y que aquí
reproduciré) que se titula “La crueldad, la violencia en el gobierno
neoliberal”. En ambos artículos cobra centralidad el tema de la crueldad. Pero
antes de reproducirlo quiero contar que desde finales de los 80 del siglo
pasado vengo escribiendo sobre dicho tema. En mí, es una vieja pregunta y una
necesidad de contestarla desde siempre, nunca me alcanzó una explicación
esencialista sobre el Mal, o el Mal radical. Si pretendemos combatirla y quizás
lograr erradicar la crueldad que habita en el corazón de la condición humana
necesitamos, necesitaba y necesito seguir desentrañando, junto con otros/as, su
complejidad y su efectividad destructiva en grado extremo. En el año 1992, en
el Congreso “Pensar la Niñez” organizado por Marisa y Ricardo Rodulfo, presenté
la primera escritura, que recibe un premio en dicho marco, y se titula; “Quien
mira fijo el abismo, el abismo mira dentro suyo”, luego fue publicada en la
revista Diarios Clínicos. El título es tomado de una frase de F.
Nietzsche, y allí ya se encuentran los conceptos y definiciones centrales
acerca de la crueldad, que luego seguí desplegando hasta la primera edición del
libro: Ensayo psicoanalítico sobre la crueldad. La oscuridad en los
ojos, año 1998, editorial Homo Sapiens. Fue presentado por Gilou García
Reinoso, Miguel Murmis y Fernando Ulloa. F. Ulloa comienza su presentación con
un lapsus. Dijo: “Este libro que escribí”, y con las risas de los presentes
corrigió: “Este libro que me hubiese gustado escribir”. Y por suerte él y
otros/as han retomado esta tan dolorosa y acuciante problemática humana. Hay
una segunda edición ampliada en el año 2010, publicado por la editorial
Psicolibro donde escribo sobre la experiencia de cuarenta y cinco años de
trabajo en diferentes geografías con víctimas (refugiados/as, sobrevivientes de
campos de concentración y exterminio, de tortura, sus familiares, amigos/as y
la sociedad toda) de la crueldad.
Retomo el texto que en el comienzo
mencioné de julio, 2017. Venimos escuchando en algunos medios y en diversas
conversaciones acerca de la crueldad de quienes hoy nos gobiernan. Refieren a
algo mucho más específico de la violencia que nos imponen diariamente, casi
como en un aluvión de producción aterrorizante de sufrimientos y daños
evitables a grandes conjuntos de nuestra sociedad, y a mi entender de la
sociedad toda. Quita de pensiones a las personas discapacitadas y el desamparo
más profundo. Quita de gratuidad en los remedios para los jubilados y la
indefensión más absoluta. Todos estos hechos sin información, consulta, ni
avisos previos. Ello se agrega a las políticas que dan lugar a más desempleo y
miedo e incertidumbre para los que sí están empleados. Cierre de empresas de la
economía formal e informal y sin alternativas efectivas o proyectos accesibles.
Así podría seguir enumerando las diversas crueldades cotidianas, sus crímenes,
donde la incertidumbre, el miedo, el desamparo y la indefensión nos llevan a
hablar en términos de crueldad. Algunos dicen que es una cuestión de falta de
sensibilidad. Considero que no es sólo una cuestión de sensibilidad frente al
padecimiento de los otros, ya que es insuficiente plantear en esos términos
cuando quienes producen acciones crueles lo hacen intencionada y
planificadamente desde una racionalidad instrumental donde el fin justifica los
medios. Y donde especialmente los medios se han convertido en un fin en sí
mismos.
Creo pertinente comenzar por la
definición: “La crueldad es un rasgo específico de la especie humana, es una
violencia organizada para hacer padecer a otros sin conmoverse y con
complacencia. ¿La complacencia de no conmoverse? La crueldad es un modo de
violencia que se despliega para anular cualquier modo de alteridad, es la
acción de derrotar la alteridad. No es sólo la destrucción de los otros y de lo
otro de los otros, sino también la destrucción de los otros en cada sujeto, es
decir, de sí mismo” (Sobre la crueldad. La oscuridad en los ojos, Psicolibro
ediciones, segunda edición ampliada, Bs. As., 2010).
Vemos que los modos de las diversas y
cada una de las específicas acciones crueles van desde llevar a los otros a
condiciones en las cuales hay márgenes muy limitados para acciones de defensa
por parte de los diversos colectivos dañados, pasando por generar la mayor
indefensión, humillación y sometimiento de las víctimas, hasta el extremo de su
destrucción como en la guerra y en los campos de concentración. Asistimos así a
menores y mayores crueldades cotidianamente en las diferentes geografías y
circunstancias. Me refiero a una política de la crueldad a través de diferentes
propuestas en las cuales hallan fundamento los objetivos de los grupos de Poder
y sus gerenciadores asociados.
La política neoliberal y el tipo de
globalización que impone no puede existir sin garantizar la dominación de unos
pocos sobre los muchos, utilizando todas las herramientas que le sean
oportunas, indiferentes a las consecuencias destructivas para la humanidad, su
presente y su futuro. Las propuestas ideológicas y políticas son (sólo nombraré
algunas):
A) la exaltación individualista que
propone al conjunto social, es decir, que cada quien se ocupe por sí mismo de
su bienestar sin ningún interés por los efectos en relación a los demás y
especialmente sin ningún interés por las dimensiones colectivas de cualquier
realización singular o individual.
B) generar condiciones de
incorporación social excluyentes, de precarización laboral, negación de
derechos sociales, pobreza, hambre y miseria de modo tal que para amplios
sectores sociales, la vida solo tiende a quedar reducida a sobrevivencia. En
tal grado de desamparo es más fácil dominar a los hombres y mujeres. En tal
grado de desamparo se pueden imponer creencias, condicionar elecciones y
desarticular cualquier resistencia. Un ser humano reducido a la sobrevivencia,
pierde lo más valioso que tiene en relación a sus potencias de soñar, imaginar,
crear y encontrarse con los otros en lugares amparados y cuidados.
C) La identidad heterónoma. Cada
subjetividad individual y colectiva va construyendo una identidad, va
adviniendo en una identidad que abarca múltiples corrientes identitarias que le
dan un sentido y una pertenencia a sus vidas, en una multiplicidad compleja en
la cual la identidad sexual, de género, cultural, de clase social, lingüística,
plurinacional, religiosa, comunitaria, etc. en el devenir de sus historias
articuladas a la Historia. Devenir complejo, decía, donde los tiempos humanos y
los tiempos históricos son muy diferentes, cada vez más, así como las urgencias
que plantea el estado de injusticia que sufre casi toda la humanidad. Ahora
bien; el Poder en este sentido propone a grandes mayorías de la población un
modo de identidad única y hegemónica: la identidad de la exclusión. Es decir
sólo son incluidos en tanto excluidos de los derechos propios de todos los
seres humanos, y esta identidad humillante, que condena a la pobreza y a la
miseria, a la incertidumbre, al aislamiento y a la enfermedad, y en el extremo
a las diferentes formas de autodestrucción (alcoholismo, drogadicciones,
violencias, individualismo, etc.). Decía un economista neoliberal según la
lectura que yo realizo, lo siguiente: ustedes creían que tenían derechos, que
podían acceder a una vida digna, que podían construir con libertad sus
identidades singulares y colectivas, que podían tener proyectos y sueños, que
podían disfrutar del encuentro con los otros dentro de una comunidad solidaria,
que todos podíamos ser hospitalarios y afrontar los conflictos y problemáticas
que todo esto conlleva. No, no es así, se acabó esa mentira. Repito, esta es mi
interpretación de lo que él pronunció, sus palabras transmitían: “que era un
engaño o una falsa creencia cuando habían accedido con sus empleos o trabajos a
bienes que iban más allá de los imprescindibles para su sobrevivencia aunque
fueran bienes ampliamente difundidos para la sociedad de nuestro tiempo”. Y agregaría
dentro de mi lectura: “No se engañen, ésta es la identidad que pueden tener,
que les otorgamos”, “ésta es la verdad de su inclusión en la identidad limitada
para algunos y excluyente para otros. Así se sostiene este sistema económico,
ésta es nuestra política, es la única verdad que admite el tipo de sociedad que
impulsamos, es la única posible para uds.”
D) El ataque a la capacidad de
pensar. Primero necesito aclarar lo siguiente:…“El pensamiento no es sólo un
conjunto de ideas concretas o abstractas, que existen por fuera de los cuerpos
sintientes y afectados por la vida y su transcurrir. En tanto sistema de ideas
estamos en las aristas de los diversos razonamientos, de la ciencia, de la
técnica, del sentido común, etc. El pensamiento es la puesta en relación entre
idea-afecto-vivencia en la experiencia con los otros, con el orden simbólico
que nos abarca y con nosotros mismos.”
Este ataque a la capacidad de pensar
es sutil, permanente, utiliza los medios de comunicación, en el
entretenimiento, promueve el uso alienante de la tecnología comunicacional
(celulares, televisión, computadoras). En el aliento al consumismo de bienes y
objetos, que incluye la publicidad. Suelen proponer diálogos y consensos sin
disposición a escuchar (que es mucho más que oír) a los interpelados y sin
espacios reales de participación y decisión. En su discurso prevalece el “como
si… quiero escuchar, dialogar” y una banalización de cualquier propuesta ética,
más bien predomina una suerte de amoralidad. Es la eficiencia acorde al sistema
de dominación el único valor. Así todo lo posible de ser pensado, cuestionado y
articulado a la realidad presente y pasada que funda un devenir donde ciertos
valores fundantes del pensar y el decidir son banalizados, ridiculizados,
descalificados.
Todo lo expuesto es condición
necesaria para atacar la capacidad de pensar, y en especial genera las
condiciones para invertir el sentido entre ser y tener, es decir, el ser queda
reducido al tener, cosificación de los seres humanos, poder reducirlos a cosa u
objeto bajo la forma de las nominaciones de clientes, consumidores o vecinos
(los animales en sus manadas son también vecinos unos de otros. Los humanos
hemos luchado por la condición de sujetos humanos, de ciudadanos, no de cosas a
comprar o vender o estafar). También genera las condiciones para el uso abusivo
de drogas desde psicofármacos, el alcohol, la cocaína, el paco, etc. incluso
desde la infancia. Drogas que impiden no sólo pensar, sino incluso razonar
mínimamente. Otra dimensión que habilita atacar la capacidad de pensar por
parte de quienes gobiernan es el cinismo y la mentira, se miente y se ocultan
hechos generando en quienes escuchan la experiencia de que ellos están
excluidos de cualquier acceso a la verdad, a sus verdades, sus realidades,
especialmente en el ocultamiento de sus rebeliones, sus resistencias así como
de las carencias, desamparos y violencias que sufrimos.
Otro aspecto es la difusión de
enunciados para borrar el pasado, deformarlo, ocultarlo, desvalorizarlo.
Negación de nuestra Historia y de la historia de cada uno signada por los
determinantes históricos del devenir humano. ¿Por qué lo hacen?, porque sin
pasado no podemos entender el presente en su relación con dicho pasado y con el
futuro, y porque ese pasado ubica a nuestros opresores de hoy como cómplices
activos o pasivos de sus crímenes. Entonces la memoria es peligrosa para ellos.
A veces, nos hemos preguntado cómo es que muchas personas que adquirieron
derechos, que lucharon para adquirirlos, votan contra sí mismos, se dejan
engañar, ¡qué mala memoria! solemos lamentar. Considero que cuando es atacado
el pensamiento, sus potencias críticas, transformadoras, prevalecen las marcas
que nos han dejado inscriptas en nuestros cuerpos y en nuestros psiquismos el
Terror de Estado al servicio de la implantación violenta de las políticas
neoliberales que se continuaron en el menemismo, dando lugar a la destrucción
económica, social y política de 2001-2002. Y los más poderosos no dejaron de
accionar con sus discursos y sus actos, sus campañas políticas, sus intentos de
golpes blandos o desestabilizadores. Desde lugares de poder comunicacional
hegemónico se enuncian informaciones abrumadoramente que caducan en pocas horas
para dar lugar a otra ola, impidiendo una elaboración reflexiva de las mismas.
En especial son aluvionales porque se dan sin contextualización, más en una
pretensión de captura alienante del oyente, a veces distractiva y obscena a
través de las noticias policiales, capaces de ocultar otras informaciones que
son decisivas para la vida de los diferentes públicos, otras son una
enumeración de prejuicios estigmatizantes de algunas minorías, a veces buscan
promover algún chivo expiatorio o dictando sentencia respecto de actos propios
del sistema jurídico, etc.
Entonces, si ponemos en relación
todos estos condicionantes es posible lograr en dimensiones significativas un
sometimiento, una indiferencia, un anonadamiento angustioso que hace que no
podamos pensar, que nos aislemos de los otros, que seamos pesimistas y resignados,
que perdamos las búsquedas del sentido de la vida, que renunciemos a proyectos
singulares y colectivos, que dejemos de luchar contra lo inhumano que habita el
corazón humano.
Sin embargo, con todo esto y para
inquietud de los poderosos y sus gerenciadores de tales crueldades, seguimos
buscando salidas colectivas a nuestros destinos singulares. Sin los otros cada
uno de nosotros se pierde en las brumas asfixiantes del sin sentido, sin
sueños, sin imaginación, sin desafíos para construir entre todos una ética de
la verdad, de la justicia y de una vida digna para todos y todas.
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