Gráfica: https://www.cronista.com/columnistas/jovenes-y-empleo-la-educacion-como-la-llave-del-futuro/
Es altamente preocupante
como el mundo de la educación no puede registrar los fenomenales cambios que se
están produciendo en este primer cuarto del siglo XXI. La jerarquía de quienes
les toca la responsabilidad de velar por una educación actualizada, de una educación
donde los actores del aula, tanto alumnos como educadores, estén
permanentemente en vigilia para la alteridad, que estén críticos ante el apagón
pedagógico global, que fue denunciado en el año 2015 ante la UNESCO por un
grupo de 200 pedagogos del mundo, y que este ente burocrático, afín a los altos
intereses de grupos de dominio mundial, jamás dio respuesta. La denuncia es la estratificación
de la educación, un tema que ya hemos dado cuenta en alguna nota publicada
tiempo atrás, estratificación que demuestra como los alumnos de los sectores más
relegados de la sociedad han quedado afuera de toda la innovación tecnológica,
y por el contrario, los descendientes de
los grupos de presión y poder acceden a lo último de conectividad, tecnología ,
tutoriales y soportes personales, produciéndose una verdadera grieta entre toda
la masa de alumnos, preparándose en forma constante un sector que domina y otro
dominado.
Todo viene a cuento a raíz
de haber asistido días pasados a un encuentro del Consejo Provincial de
Educación y Trabajo (COPRET) donde se trató del vínculo de educación y trabajo,
de la falta de respuesta de los alumnos, y como causa de esta supuesta apatía,
se hacía hincapié en la falta de responsabilidad e impuntualidad de los educandos.
Nunca que se permitieron en esa evaluación tomar en cuenta la falta de motivación
de los chicos. Era un sinnúmero de argumentos de achacarles la raíz de todos
los males a ellos. Los educadores quedábamos a salvo, argumentando que la
imagen social de la familia también contribuía a esta actitud de impertinencia
de los jóvenes.
Una verdadera sinfonía que
expresaba un modo medieval de instrucción. Una construcción tiránica del aula,
una construcción donde la obediencia era la ausente y el mandato del maestro, profesor
o instructor era constantemente ignorado. Nunca que se permitieron tener en
cuenta al alumno como actor o protagonista fundante para analizar esta correlación
de educación y trabajo. Nunca que evaluaron que el alumno está desmotivado con
estos métodos retrógrados, dignos del siglo XIX, y lo más alarmante que los argumentos
esgrimidos iban todos en sintonía o de la mano con un gran monologo autoritario
y unidireccional, al cual hay que obedecer sin cuestionar para nada. La
subjetividad sigue prisionera de un régimen cuasi militar.
El sistema educativo
atrasa mínimamente 150 años. Seguimos enseñando para obedecer y no para pensar.
La ausencia de pensamiento opinante es una constante. - Tenemos, los
responsables de educar y formar, que modificar radicalmente el sistema. Tenemos
que alzar la voz, encontrar una manera o antídoto a esta forma educativa que
trae como consecuencia que el alumno deserta y el profesor festeja el paso a la
vida pasiva. Conclusión: los dos actores principales se van. El aula queda vacía.
Es la demostración palmaria de todo un gran fracaso que nos ha llevado a vivir
en una sociedad donde transversalmente la gran revolución tecnológica forma
opinión y no es muy difícil darnos cuenta de ello, mientras que los
responsables de enseñar a pensar seguimos utilizando métodos acríticos.
La Provincia de Buenos
Aires anunció recientemente una reforma para la Educación Secundaria, dando
cuenta que la repitencia se reduce solamente a materias adeudadas. Y está muy
bien. El alumno no deja su grupo, se mantiene integrado y su esfuerzo queda
concentrado en lo adeudado. Ya empiezan los dinosaurios a expresar críticas. Y
es en este punto donde la alerta debe ser máxima. Al decir de Galeano hay que
preocuparse y mucho cuando algunos hablan de cómo educar, del uso de preceptos
vigilantes, que no hacen más que direccionar la cultura siempre hacia el mismo
lado del que dicta el orden. EL COPRET (Consejo Provincial de Educación y
Trabajo) es un muy buen organismo, al cual se lo debería de dotar de contenidos
de alteridad, críticos, innovadores y por sobre todas las cosas de una apertura
hacia una transformación educativa que nos lleve hacia una pedagogía para la
descolonización. -
*Horacio Pili
Director y Docente del
Centro de Formación Laboral 401, diplomado en Ciencias Políticas con
Orientación en Políticas Públicas y Desarrollo Social.
Comentarios
Publicar un comentario