Revista Pulsiones Año I Bellas Artes. Escultura…. El Desengaño de Francesco Queirolo.. por Miguel Calvo Santos


 

La arquitectura es la ordenación de la luz;

la escultura es el juego de la luz

(Antoni Gaudí)










Título original: Il Disinganno

Museo: Cappella Sansevero, Nápoles (Italia)

Técnica: Escultura

Escrito por: Miguel Calvo Santos

 

Muy cerca de la acojonante Verdad Velada hay otra obra escultórica extraterrestre. Es esta maravilla de Francesco Queirolo no tiene precedentes en la historia del arte. No existe nada similar ni en el arte antiguo ni en el moderno que tenga ese nivel de detalle, ese virtuosismo, esa demostración (casi fanfarronería) de habilidad con el cincel.

Vemos a un hombre de barba que ha sido liberado del pecado, (representado por esa red, la verdadera protagonista del conjunto) gracias al Intelecto, encarnado en un espíritu alado con una pequeña llama en su frente. El ángel señala el globo a sus pies, símbolo de las pasiones mundanas.




Una escultura cargada de gran simbolismo ligado a la masonería. Sin embargo en el caso de esta brutalidad de Queirolo no es tanto el qué como el cómo.

En su Istoria dello Studio di Napoli (1754), Giangiuseppe Origlia define esta estatua como la última y más difícil prueba a la que puede aspirar la escultura en mármol. Desde luego ese nivel de virtuosismo dejó con la boca abierta (todavía lo hace) a cualquiera que se pase por esta asombrosa capilla en la que —insisto— también están las obras maestras de Corradini, ídolo por cierto de Queirolo.


Al parecer, el artista se pasó años puliendo personalmente el mármol con piedra pómez porque ninguno de sus ayudantes se atrevía a tocar esa red. Parece ser que el artista vivió una pesadilla temeroso de que se rompiera en pedazos en sus manos.

 




*Francesco Queirolo (Italia 1704-1762) fue un escultor genovés del siglo XVIII, famoso por sus obras napolitanas «imposibles de realizar», grandes bloques de mármol tallados con tanta delicadeza y cuidado que un cincelazo en falso podrían mandar al carallo todo el trabajo. Queirolo empezó su carrera en su Génova natal pero muy joven se instala en Roma bajo la protección del cardenal Spinola. Su talento es conocido muy pronto en toda la ciudad y le llegan premios, encargos y aplausos. Fortuna y gloria, muchacho… fortuna y gloria. Una de las influencias que más marcó su arte fue la de Antonio Corradini. Queirolo admiraba la enorme destreza del maestro y no dudó, de forma muy ambiciosa, en superar sus hazañas, de modo que se fue a Nápoles y ahí se hizo un alquimista del mármol, capaz no tanto de dar vida a sus figuras, pero sí de conseguir crear filigranas tan finas y exquisitas a partir de duros bloques de piedra, que todavía hoy nos preguntamos cómo es posible que lo consiguiera. Por desgracia no sabemos mucho de este artista. Sí de cualquier futbolista subnormal o aspirante a famoso, pero no de Queirolo. Asumimos que la vida de gente así no debe ser muy interesante. Su obra, sin embargo, deja con la boca abierta a una Gorjuss.

(CC) Miguel Calvo Santos, 09-03-2019

 

Fuente: HA!

https://historia-arte.com/

 

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