En la semana de la memoria, en las vísperas, los hijos putativos y descendientes directos de la dictadura “Brindan”
Brindan
21 marzo, 2019 por Redacción La Tinta
Por Cora Gamarnik, Diego
Valeriano y Luciano Debanne para La tinta
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Brindan blindados, solos, aislados, bien rodeados.
Brindan así, erguidos, prolijos, llenos de alegría contenida, esa alegría de
ellos, sin desbordes, sin pibitos que corretean, ni gente que cante y baile.
Brindan sin mujeres. Festejan sus logros soterrados, sus conquistas de
escritorio. Su medialuz.
¿Brindarán por el FMI, por la mano dura, por los
enemigos internos, por el nuevo equipamiento comprado en Israel? ¿Por una
próspera alianza cívico-militar? ¿Por nuevos acuerdos en seguridad interior? ¿A
la salud del presidente? ¿De los camaradas de armas? ¿Por los cuadros bien
guardados? ¿Para que se puedan volver a colgar? ¿Brindarán por el nuevo Brasil?
¿Por las guerras que imaginan? ¿Por lo que saben qué va a pasar cuando ya no dé
para más?
Brindan
con esas caras, esas flores ordenadas, esos colores patrios, esos botones
dorados, esas copas sin vino para la foto. Y sus ubicaciones jerárquicas, mesa
secundaria y mesa central, su lugar asignado, su distancia solemne.
La corbata rosa de Aguad, la
mirada torva de Peña Braun frente a esa pulcritud de protocolos, de cubiertos
geométricamente colocados, de cortinados prolijos. Frente a la alcurnia
compacta de esos apellidos patricios, esa forma de cuadrarse, de estar
incómodamente cómodos. Esa asistencia perfecta, esa confianza distante con el
poder, esa actitud solícita y ajena del edecán.
Esas medallas sin
guerra, ni valentía, ni honor. Esa seguridad impune que tienen los que saben
que son parte de la Historia, de tiempos largos. Que están acostumbrados a dar
órdenes y ser obedecidos. Esa camaradería entre chacales que transitan pisos de
mármol.
Reserva
de alcurnia, de camaradas de fuerza, de reunión de caballeros, prohombres de la
república, salón principal, entonando el himno con la boca bien abierta,
confirmándose que ahí está la patria, oh juremos con gloria morir.
Brindan por una
memoria completa, por calles vacías, por desfiles en orden, por más cenas de
hombres, por ser los que entregan el chocolate en la plaza. Brindan porque las
viejas se están muriendo y no los van a joder más.
Por
Cora Gamarnik, Diego Valeriano y Luciano Debanne para La tinta.
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