Justicia, y la pérdida del sentido



Justicia- óleo sobre tela de Fabiano Milani



¿Qué es la justicia?. De qué hablamos cuando mencionamos tan pomposo término. Tengo la leve sospecha que el significado y el significante del vocablo han superado exponencialmente a su tangible representación real. Cuántos de nosotros coincidimos con alguna de sus acepciones semánticas. ¿En la actualidad el término justicia incluye a la equidad, arropa dentro de su concepto a la distribución de la riqueza que genera la sociedad, impulsa que el trabajo sea un derecho humano y social inalienable, determina que ciertos privilegios constituyen un verdadero insulto al colectivo? No me parece...
Nuestra justicia responde y protege esencialmente a un establishment económico que no puede ni debe ser escrutado, y para ello maneja sus tiempos legales de modo permitirse correr convenientemente sus vendas cuando de decisiones cruciales se trata.

La justicia es un término banalizado y como tal se lo utiliza solamente para lo particular y conveniente, nunca se lo expone para lo universal y colectivo. ¿Nuestra actual justicia sirve como herramienta para el logro de una sociedad justa? ¿Puede la justicia hacerse a un lado, mantener grandes momentos de silencio, ante los injustos factores limitantes existentes y que tiene al hombre material como sujeto de sufrimiento?
En una sociedad que se llena la boca hablando de la justicia no se alcanza a percibir la magnitud del término en cuanto a su contenido y continente. Para algunos la justicia está solamente ligada a los delitos en contra de la propiedad y las personas, para otras tiene íntima relación con los derechos adquiridos y la supuesta seguridad de sus inversiones, sin embargo raramente observamos que se ligue a la justicia con la equidad social, incluso cuando determinados gobiernos constitucionales, populares, abogan por paradigmas igualitarios inmediatamente se los condenan con eufemismos totalitarios siendo víctimas de fallos tan medievales como tenebrosos. Cuando los pueblos comienzan a observar que el poder judicial muy poco favor le hace al sentido humanista que debe tener una sociedad no existe otro camino que repensarla y reformarla popularmente, propiciando un fuerte debate colectivo en donde nadie debe quedar afuera.

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