La UCR y Ricardo Alfonsín en su laberinto amarillo






Si prestamos atención a los dichos de Ricardo Alfonsín en la nota llegaremos a la conclusión que para derrotar al populismo, según él, su verdadero y real adversario político, la UCR se alió, ergo, decidió fornicar pasivamente, con su enemigo político visceral, el neoliberalismo. Vaya estrategia. Una pena que la mayoría del pueblo la está sufriendo. Al estar desempleado uno sale poco teniendo, en medio de dicha desgracia, la fortuna de no cruzarse con esta clase de psicópatas, que por cierto dominan la escena en el Pago, dirigentes mitómanos, perversos y cobardes cuya deslegitimación política e intelectual proviene de su cuidada, mimada y alimentada estulticia.  

Aún recuerdo cuando uno de ellos, varias veces funcionario local, tanto ejecutivo como legislativo, de lo mejorcito que tienen (cómo será la cañada), ufanándose de su aparente viveza, sentenció que a pesar de no coincidir con la alianza que la UCR estaba cerrando con el Pro sentía interiormente cierta felicidad al ver que el campo nacional y popular, es decir kirchnerismo y aliados, estaba nervioso por el futuro protagonismo radical (en minúscula). Lo que de inmediato le expliqué al analfabeto, de manera pública, como es mi costumbre, porque sobran pelotas pero mucho más sobran argumentos, fue que era cierto nuestro nerviosismo e intranquilidad, pero no por la razón que su soberbia y sus superioridades moral e inmoral esgrimían, sino por la resultante que tendría socioeconómica y culturalmente la aplicación de esas políticas neoliberales en una sociedad en donde el procesos inclusivo aún no había concluido y por el cual faltaba algún camino por recorrer y consolidar...


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