Desde
diciembre del 2015 Argentina ha pasado de ser una Nación medianamente soberana e
independiente para oficiar como simple asiento contable internacional cuyo
patrón, deuda, labora a modo de los antiguos ejércitos de ocupación imperial. Un patrón al que no le interesa que
le salden sus cuitas y urgencias sino que apocadamente y sin desmadre le sean cobijados
y defendidos sus intereses geopolíticos y económicos. Para ello cuenta con sus
aliados internos del establishment, cuadros colocados estratégicamente en cada cuenta
contable de importancia. Gobierno, medios, empresariado (urbano y rural),
pseudoposición, organizaciones intermedias, se posicionan cual guardia pretoriana al servicio
del emperador global. A todo esto, buena parte de las masas acuden raudas a los
estadios en busca del pan vital y del
circo lobotomista, mientras que en los suburbios de la aldea el pueblo profundo
sangra, el fuego abrazador (y abrasador) de la muerte avanza rápidamente, a la par que el emperador
global habla en cadena nacional masturbándose con su éxito..
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