Año 1937 - 5 de Septiembre - Juan Bautista Maciel, Cuando el Descuido nos Omite - Novela historiográfica - Un grupo de Yrigoyenistas que no se andaban con remilgos y agachadas ante el poder conservador
JUAN BAUTISTA MACIEL
Cuando el Descuido nos Omite
Novela historiográfica
Autor: Gustavo Marcelo Sala
2008
Prólogo
Las sombrías jornadas de Agosto y
Septiembre de 1937 en el Partido de Coronel Dorrego merecieron un capítulo
destacado en aquellos textos de historia que minuciosamente detallaron los
azarosos tiempos de la década infame. Recorrer sus empedrados y su plaza
central nos impide abstenernos de la epopeya. El heroísmo de algunos en pos de
la institucionalidad y el republicanismo, la miserabilidad de otros,
mimetizados en el marco de un supuesto orden establecido que no permitía
intromisiones ni participación democrática libre y popular. El fraude como base
fundacional de un sistema o régimen de relación, tanto político como social.
Los comicios presidenciales del 5 de
Septiembre de 1937 resultaban cruciales para frenar la inmoralidad del poder
Conservador, siendo la Provincia de Buenos Aires el campo de batalla de los
eventos más encarnizados de la época. Caudillos corajudos y leales a sus
agrupaciones políticas dirimían fuerzas por convencimiento y sentido de
pertenencia. En el centro de un escenario plagado de contradicciones emerge la
figura de Juan B. Maciel, dirigente Radical, productor agropecuario y el mayor
representante del civismo dorreguense. La presente ficción historiográfica
tiene la sola pretensión de completar con la ayuda de testimonios, recuerdos,
indicios y supuestos aquellos agujeros negros dejados por la misma historia.
Nadie podrá sostener que lo detallado resulta inverosímil, no ya como valor
documental sino como material deductivo que permita entrelazar eventos y
acciones individuales que los informantes de la época procuraron proteger. Por
caso, mientras los narradores locales exhibieron subjetividades ambiguas y
silentes con respecto al rol que le cupo al Párroco de entonces, el Profesor
Félix Luna da por sentado que “Juan B. Maciel avanzaba, solo, con su par de pelotas, mientras que desde la
torre de la Iglesia lo hervían a balazos”. (Ortiz. Reportaje a la Argentina
Opulenta. Sudamericana.1999). Quizás lo más destacable entonces sea la
resurrección de la memoria debido a que mucho de lo aquí relatado fue
expresamente evocado por serenos veteranos, directos testigos que por entonces
padecían su inevitable adolescencia...
5 de Septiembre de 1937
No
puede ser…, Justo me prometió que no sería así…
(Marcelo
T. de Alvear)
Siete
horas estuvo tirado el cuerpo del hombre saturando con su sangre las estrías y
meandros de los canteros linderos a la plaza dorreguense. Su doliente y
mortecina traza era demasiado necesaria como mensaje y testimonio de victoria.
Al igual que en la antigua Micenas, exhibir el cadáver del líder oponente daba
por terminada la contienda, sometiendo de modo taxativo cualquier porfía del
adversario.
Luego
de su caída, los sonoros impactos fueron menguando su intensidad hasta perderse
definitivamente por los suburbios de la aldea. Nadie, alejado de la explanada,
daba por sentado que el hombre había sufrido una emboscada. Entenderlo muerto
era percibirse derrotado y ese concepto no encajaba dentro de la mística
revolucionaria del grupo de combatientes que había decidido levantarse en armas
ante el grosero fraude electoral y la ausencia de libertades cívicas. Las
autoridades locales cercaron el lugar de forma tal impedir cualquier tipo de
asistencia médica bajo la excusa de tener que aguardar por la llegada del juez,
aprovechando el momento para tapar con clavos los agujeros que habían dejado en
los árboles los disparos provenientes del católico frontispicio. El matador,
luego que la partida de insurrectos se dispersara confusamente, descendió del campanario
de la Parroquia para acercarse al occiso corroborando de ese modo su alto grado
de eficacia, retirándose luego en dirección al edificio comunal en busca de su
paga. Mientras se dirigía a destino varias palmadas en la espalda exaltaron sus
talentos. El ceño fruncido y cierto disgusto lo acompañaron durante su estadía
en la ciudad. Sabía que un valiente no debía morir de ese modo, pero él no
estaba para juzgar sino para operar. Aquellos servicios de excelencia lo
instalaban como profesional en la materia, de modo que fallar significaba el
fin de su garantía. Necesitó de dos certeros impactos para aplacar la revuelta.
Sabedor que lo esperaban, el caudillo republicano consideraba haber cubierto
prudentemente sus posibles flancos sin pensar que los altos de la Iglesia
brindaban extrema perspectiva y una visión integral de la plaza central. Luego
de persignarse, el matador se instaló rodilla en tierra delante de la claraboya
que orientaba hacia el este dejando que sólo el caño de la carabina asomase por
la ventila. La sensación de una mirada extraviada, portando su Winchester, las
bombachas blancas, las botas coloradas, el pañuelo negro anudado al cuello fue
lo último que logró reconocer del hombre. Lo imaginó asumiendo el error
cometido, entendiendo que cuando Dios se calla el ser humano puede obligarle a
decir cualquier cosa, inclusive otorgar cobijo en su domo a un eximio y rentado
francotirador.
“Juan Maciel avanzaba
por la plaza, solo, con su par de pelotas, mientras desde la torre de la
iglesia lo hervían a balazos”
20 de Agosto de 1937
Mi
muy estimado Juan Maciel:
Le ruego tome las precauciones del caso en cuanto a la organización de
los futuros eventos dentro de su distrito. Sabemos que desde Bahía Blanca
existirá una contraofensiva policial y judicial que le otorgará al gobierno
cierta cuota de legitimidad, por lo menos, durante un tiempo. Ese lapso
resultará peligroso para cada integrante de nuestra asociación si la futura asonada
es derrotada. Debido a ello le suplico coordine determinadas operaciones
puntuales con los comités Pringles y Tres Arroyos de forma tal contar con la
logística adecuada y poder superar cualquier contingencia azarosa. Asimismo le
informo que nos será imposible proveerlo de
armas,
pertrechos y municiones. Nuestros usuales y notorios albaceas no miran con
buenos ojos el desmadre de las bases. Le comunico que continuamos en permanente
estado de debate y deliberación, de modo que lo tendremos al tanto de cualquier
modificación operativa. Por el momento centralice su tarea en el armado del
material de choque y en el adiestramiento de nuestros más entusiastas
correligionarios. No olvide que debemos, por sobre todas la cosas, asegurar un
proceso electoral transparente y participativo a como de lugar. Luego habrá
tiempo para otras discusiones de tenor político.
Afectuosamente
Marcelo T. de Alvear
Comité Nacional
Unión Cívica Radical
La
distancia advertida entrelineas era notoria. Saber leer el sentido del mensaje
le daba al caudillo la posibilidad de intuir el primer paso que estaba dando el
Comité Nacional hacia el abandono definitivo de la causa. Juan Bautista Maciel,
vocal desde el veintisiete del Comité Leandro N. Além del Partido de Coronel
Dorrego desconfiaba de Alvear por considerarlo tibio y aparente, más cercano a
sus intereses de clase que a respetar la voluntad popular que había consignado
en sus preceptos originales el insigne fundador. Con Hipólito Yrigoyen, el
hombre supo mantener una relación oblicua. Sus prevenciones individuales las
mantenía en la intimidad por cortesía a su investidura como uno de los
dirigentes históricos más relevantes del radicalismo. A pesar de ello supo
acompañarlo en la lista local en los comicios del dieciocho como Concejal
Suplente. De alguna manera lo percibía como el conductor que tuvo la suficiente
impronta y crédito popular para romper con la inercia conservadora, otorgándole
protagonismo e incluyendo socialmente a grandes masas de la población,
marginadas hasta su llegada, de las decisiones fundamentales. No comprendía su
renuencia a favor del voto femenino ni sus convenientes silencios con respecto
a las persecuciones obreras del veinte. Lo percibía un tanto inocente y sumiso,
proclive a evitar enfrentamientos con los factores de poder dominantes. Maciel
consideraba que esa sutil indefinición había provocado su propia caída y con
ella la derrota del movimiento popular. Veía con agrado a los socialistas,
aunque solía ridiculizarlos debido al dogmatismo de sus propuestas y sus ansias
de debate permanente. - El arte de vivir consiste que hasta los sepultureros
lamenten tu muerte - les repetía hasta el cansancio parafraseando a Twain. –
“Para cambiar el ordenamiento social existente no alcanza solamente con acceder
al gobierno, es necesario detentar el poder y eso no se hace conversando dentro
de los comités. Hay que embarrarse, sentir lo que el pueblo siente, padecer el
dolor como norma solidaria. Es imprescindible lograr que las masas se
identifiquen con sus necesidades, atentas por descubrir las distintas máscaras
con las que se oculta el enemigo de la patria” -. También veía con buen ojo a
De la Torre. Pero lo notaba solo e improvisado desde que se alejara del partido
en el dieciséis por diferencias con el Peludo, duelo mediante. Luego del
asesinato de su alfil político en el Senado a manos del sicario conservador y
ex Comisario Valdez Cora, quien vaya guiño del destino supo cumplir funciones
en Coronel Dorrego desde fines del treinta hasta Enero del treinta y uno, era
muy poco lo que se le podía exigir al viejo caudillo santafesino. Su dolor
superaba cualquier instancia de continuidad.
-
¿Y
usted creía qué el pituco se había humanizado patrón? - cuestionó su hombre de
confianza Severo Vera, luego que Juan leyera en voz alta la misiva -. Dios le
reserve la inocencia.
-
No
esperaba tal cosa - afirmó Maciel -,
algo de dignidad solamente.
-
Para
tenerla es necesario ser digno. Y según comentan algunos correligionarios de la
Capital el tipo dista bastante de serlo. Habla de por si los tratos y la
vergüenza que sometió a la Regina durante su matrimonio. Buena hembra,
generosa, solidaria, que dejara sus talentos como cantante por amor mientras él
de joda en joda cabaretaba entre célebres putas de abolengo. No me tiente
patrón. Ese tipo no merece ni un insulto.
-
Descargue
su pus si le sirve Vera. No sueñe que lo detenga. Por fuera de su historia
siempre pensé que Alvear se vería obligado por las bases partidarias a
reaccionar con compromiso y a favor de su pueblo. Tómese un mate y cálmese un
poco.
-
Es
evidente que abrochó con la oligarquía. Vaciar de fuerza y contenido a
la paisanada del interior parece sentencia definitiva. La clase dominante,
tanto la campestre como la porteña, detestan el conflicto. Aspiran por una
democracia de necrópolis. Ausente de ruidos y rumores, sin gritos, sin risas ni
llantos. Lo que no alcanzo a comprender es la razón por la cual ningún
correligionario le ha salido a disputar la dirección del Comité Nacional. Usted
mismo patrón lograría mayores adhesiones; inclusive hasta podríamos armar un
frente democrático con los socialistas de Justo y de Palacios o con los
progresistas de Santa Fe. Scalabrini Ortiz, Jauretche, Discépolo, Homero Manzi
y otros notables de la cultura popular ya se fueron del partido. Al no darle
participación a la gente esa potencial diferencia de votantes que tenemos con
respecto a los conservadores se diluye por desencanto. ¿Usted no cree qué el
voto femenino ayudaría a impedir todo tipo de fraude? La masa electoral se
duplicaría por lo que la estafa durante el acto comicial se vería en
dificultades prácticas de realización. Además convengamos que se fortalecería
el sistema democrático, sin mencionar la reparación histórica que se le debe al
género.
-
De
todas maneras nada es garantía - replicó Maciel -. ¿Leyó algo sobre lo qué está
ocurriendo en Alemania? La democracia es perfectible al andar, característica
que le otorga debilidad ante la presencia de un discurso demagógico y fundamentalista.
Lo que hizo Hitler fue exacerbar ese viejo sentimiento nacionalista germánico
utilizando los tratados de finales del dieciocho como humillantes para el
pueblo en su conjunto. Además centralizó la responsabilidad de esa humillación
sobre el judío y la percepción de su supuesto poderío económico. Le habló a la
gente de culpables y de víctimas, y eso enamoró a la sociedad alemana. Temo que nadie es capaz de vislumbrar el
devenir. Si el pueblo no le pone freno democrático nada podrá hacerse para detener
su locura. El sistema sigue siendo una herramienta mí querido Vera. Nosotros,
con nuestras decisiones, somos los que determinamos quién la maneja. Nadie
podrá decir el día de mañana que el pueblo alemán fue engañado; acuérdese lo
que le digo.
-
Me
deja pensando patrón. Al respecto recuerdo la matanza en la tristemente célebre
noche de los cuchillos largos del treinta y cuatro a las SA de Röhm. Estos
tipos eran tan temibles como las SS pero la masacre desvirtúa toda racionalidad
política; tiempo después la sociedad alemana ratificó a los matadores por
amplia mayoría en las elecciones legislativas.
-
Así
es Vera. Súmele a esto, como ya le mencioné, el arte de la propaganda y un
discurso que nadie se atreve a cuestionar por temor a ser considerado traidor
con las consecuencias que ello implica. Si mi patria se empeña en una acción
injusta serle fiel es un delito, decía Godwin.
-
¿Godwin?
-
Uno
de los tantos pensadores anarquistas del siglo pasado que la intelectualidad
genuflexa se esmeró por olvidar debido a sus preceptos un tanto extremos.
-
¿Y
cómo seguimos patrón?
-
No
nos queda otra que replantear objetivos. Ver hasta dónde somos capaces de
organizarnos, encontrar la síntesis y trabajar en función de asegurar la
transparencia del futuro proceso electoral. Entender a la violencia como método
no deseado pero a la vez necesario y extremo para defendernos del abuso y la
ignominia. Concientizar a nuestra gente que no existe retorno. Es imposible ser
republicano a medias tintas. España es una muestra clara de la duda. La falange
ha logrado adherentes debido a las propias divisiones del campo popular. Hace
poco leí algo del joven Jauretche en una revista literaria porteña afirmando
que las disputas de la izquierda lo hacían recordar a los perros del matadero.
Mientras se pelean por las achuras el poderoso sigue disfrutando de los mejores
cortes.
-
Demasiado
claro el tipo como para no tenerlo en cuenta.
-
Triste
pérdida para nuestro partido. Nos estamos quedando sin pensadores, sin
vanguardistas. La juventud huye despavorida hacia el socialismo sindical debido
a nuestra falta de compromiso político. Negociamos con el conservadurismo en
vez de combatirlo. Nos entretenemos en las formas y en el comité sin
entrometernos en los fangos de la lucha diaria mientras nuestro pueblo es expoliado
y explotado, utilizado como leña para el asado. Dígame Vera y trate de no
engañarse. ¿Cuánto tiempo pueden tardar los pibes Aiub y Durañona en darse
cuenta que nuestro coraje cívico es pura retórica de comité? ... Me entusiasman
los chicos... De alguna manera veo en ellos mis veinte años. Ojalá sepamos
honrar y contener su pasión por la política.
-
Pero
patrón, me parece que aunque no bajemos los brazos siempre la cosa dependerá de
las decisiones que tome Alvear en el Comité Nacional y convengamos que hasta
ahora la línea instrumentada poco ha colaborado para fomentar algo de
optimismo. ¿Qué ha hecho el Partido a nivel nacional para frenar la explotación
del peón de campo? Fuera de su conducta individual le pido me nombre algún otro
terrateniente local que no aproveche de su poder para obtener mayor
rentabilidad a costa del sudor del campesino. Para el caso, Radicales y
Conservadores coinciden en que nada debe cambiar al respecto.
-
Más
allá de coincidir con sus argumentos Vera, un problema que debemos asumir es la
desorganización absoluta que detentan las organizaciones obreras. En manos del
dogmatismo socialista lo único que podemos esperar son divisiones sobre la
discordia y la permanente segmentación producto de discusiones menores. La
búsqueda de objetivos universales no forma parte del vademécum de esta gente.
Mientras la ausencia de republicanismo y libertad nos golpea, ellos se pasan la
vianda meditando y debatiendo sobre la Internacional, los comuneros y el
manifiesto. Existe una falta de movilización alarmante. Sus planteos de
avanzada caen en el vacío producto de su falta de capacidad para plantear
estrategias políticas con clara intención de acceder al poder. No tenga duda
Vera que si esta gente comenzaría a observar el bosque con más detenimiento que
al árbol contarían con más entusiastas dentro del campo popular. En el fondo
son elitistas; consideran a las bases brutas y sospechosamente permeables.
Debido a eso no cuentan con un sólido soporte de militantes. Recuerde a
Palacios y su constante menosprecio intelectual por nuestra agrupación. Hasta
en algún momento nos comparó con la “chusma fascistoide del Duce”. Muy a pesar
de su discurso, en la práctica, creen más en la caridad que en la solidaridad.
Así es Vera. El pobre, el peón, el obrero, deben entender y aceptar que los
bienpensantes socialistas del partido velarán por ellos no teniendo que exigir
ningún tipo de participación en las decisiones políticas. Por eso sienten
amplia simpatía por las monarquías socialdemócratas europeas.
Detestan todo movimiento que incluya a las grandes masas. Odian el populismo.
Lo ven corrupto y díscolo, sucio e incierto. Y nosotros Vera, de alguna manera
somos populistas, muy a pesar de Alvear y sus amigos. Nacimos imponiéndonos
como clase con ansiedad de participación. Além hablaba de pueblo, de libertad y
de necesidades, la Señora Moreau, Repetto y compañía hablan de la evolución de
las estructuras.
-
Entonces
patrón, es imposible pensar que los comunistas y los socialistas locales
acompañen nuestra lucha.
-
Oficialmente
no dirán una palabra, pero no tenga duda que muchos de los suyos estarán de
nuestro lado. Usted conoce tanto como yo el coraje militante de Caldas, los
hermanos Garabelli, Corcuera, Eguía, Aramburu, y a la vez, el asco visceral que
sienten por los conservadores. Justamente hoy a la noche me reúno con Boles y
Silvani por este asunto.
-
¿Y
qué de los nuestros patrón?
-
Contamos
con la totalidad de los viejos Yrigoyenistas y como ya le dije, con una buena
porción de la izquierda. “Las Galeritas” son una incógnita. Mientras el Doctor
Victoriano Estévez me desconcierta por completo, pongo las manos en el fuego
por el joven Fuertes y la juventud que lidera; lo sé cabal y comprometido. En
lo personal preferiría evitar a la caterva de don Marcelo, pero no es menos
cierto que requerimos de todo hombre disponible. Es el riesgo que debemos
correr.
-
Pero
ante la agachada de Alvear sus seguidores se meterán debajo de la cama o hasta
pueden llegar a colaborar con la Concordancia.
-
Esperemos
que no todos Vera. Igual no confíe demasiado en lo que acabo de decir, es sólo
una expresión de deseos.
22 de Agosto de 1937
-
¿Lo
escuchó alguna vez a Luís Acosta García? - preguntó guitarra en mano Carlos
Costa -.
-
En
el oficio de la copla y la payada está hablando de palabras mayores mi amigo -
sentenció Maciel -. Alguna vez fui testigo de su arte en pagos Olavarrienses
durante un encuentro del Socialismo Popular al que fui gentilmente invitado.
Fue poco tiempo antes de su trágica muerte en Rosario.
-
Espero
entonces no decepcionarlo patrón. Le sugiero a usted y al auditorio me presten
su atención y de ser posible disfrutar de la propuesta. Del payador dorreguense
Luís Acosta García el tango criollo titulado: Por Aquello que más Quiera
escrito en la localidad de Cascallares en 1929.
Por aquello que más
quiera
y
como es tan agraciada
le suplico
patroncito
la
seguía como a pleito
no pretenda
arrebatarme
un matón con mucha plata
lo que es mío nada
más;
que llegó de
Guaminí.
usted sabe que yo
adoro
Usted sabe que esa fiesta
las caricias de mi
china
terminó con una muerte
con salvaje
idolatría
y la causa de esa muerte
como un puma
montaraz.
fue el nacer de una pasión;
Mándeme con tiempo
fiero
y por eso, patroncito,
con la hacienda más
baguala,
yo no quiero que me roben
o a jugarme tuito
entero
lo que me costó tan caro
en un día de
elección;
en heridas y en prisión.
mándeme a matar jaguares
Y disculpe patroncito
o a montar un potro en
pelo
si lo ofendo sin querer
que pa tuito he de
servirlo,
con venir a prevenirle
como amigo y como
peón.
que no me haga una traición;
Pero quiero
prevenirle
pero sepa que esas cuentas
que si güelve a
repetir
los paisanos de mi tierra
la mirada de
codicia
las firmamos frente a frente
que a mi china
dirigió,
con la punta del facón....
ni su plata, ni su mando
lograrán pagar el precio,
de esas deudas, cuando cobran
los paisanos como yo.
Usted sabe patroncito,
que ya van pa´ diez abriles
que una tarde en una fiesta
a mi china conocí;
-
Muy
sentido muchacho, lo felicito - exclamó Maciel -. Me gustó mucho que haya
encarado al Tata desde lo usual y cotidiano. Muestra la nobleza del peón
advirtiéndole al patrón su falta de respeto, de frente y sin remilgos. Además
lo debo felicitar doblemente, su bordoneo es de estudioso.
-
Le
agradezco sus halagos. Es todo cuestión de oreja. Si lo permiten sería un honor
cerrar la intervención con una página del mismo Luís Acosta García titulada El
Caudillo. Es a propósito de lo que usted patrón conversaba hace unos días atrás
con el compañero Vera. Esa cosa de la explotación y de lo que tiene que
soportar y hacer uno para poder sobrevivir. Temas que el Tata describía como
nadie.
-
Lo
escuchamos como en misa - replicó Maciel
–
¡Caudillo! mandón inculto,
sin otro don que su audacia
que explota con perspicacia
para rendir al tumulto
yo no soporto tu insulto
ni tu orden de señor
yo soy un batallador
que nunca luchó a la ciega
Y
si encuentras un varón
y uno que no se
doblega
que
no soporta tu yugo
al peso de tu
arriador.
le mandás a tu verdugo
Con tus fines
usureros
que
le titulas “matón”,
y con tu insulto
salvaje
con
trabuco o con facón,
los arreas al
paisanaje
mata
y cumple tu mandato
como si fuesen
carneros;
porque
tú lo has engañado
con taba, naipe y corderos
jurándole
recompensa,
en tu mismo
corralón,
diciendo que tu defensa
el día de la
elección
es orden en el “senado”.
los hacés emborrachar;
Y
dices... ¿por qué al paisano
después los hacés
votar
le
inculcas esa torpeza?
a nombre de tu
mandón.
siendo
que es pura nobleza
su cuna de ciudadano,
no ves, caudillo tirano,
que siembras odios y maldad
y en su culpabilidad
de ser patriota mezquino
le quitas al argentino
el rancho y la libertad.
-
Nada
más oportuno - sentenció Vera luego de que Carlos Costa finalizara la milonga
mientras un cerrado aplauso del humilde auditorio otorgó digno final a la
aventura artística del compañero cantor –.
-
Seguramente
el arte explica mejor que orador alguno las necesidades de nuestra gente -
aseguró Maciel –.
-
No
sólo las necesidades patrón - replicó Vera -. El despotismo del poderoso, el
sometimiento del ser por el tener, la imbecilidad conformista del cipayo, la
conveniencia que para algunos resulta repartir ignorancia.
-
Todo
lo que usted dice es cierto; de modo que urge resolverlo o por lo menos luchar
para modificarlo - alegó Juan Maciel -.
Les pido entonces me ayuden a ordenar la tropa para asegurar la
transparencia de las futuras elecciones. Primeramente debemos saber con cuánta
gente contamos de forma tal organizar y distribuir los grupos que supervisen
cada cuartel. Será imprescindible no fallar con la elección de los líderes.
Estos deben ostentar plena convicción republicana, decisión y don de mando. No
me interesan ni su filiación política ni su actividad laboral ni su origen
migratorio: radicales, socialistas, comunistas, anarquistas, librepensadores,
obreros, peones, jornaleros, comerciantes, educadores, chacareros, criollos,
daneses, gringos, rusos, gallegos, vascos, leoneses, asturianos; necesitamos
por sobremanera no detenernos en el cuidado de nuestras espaldas estando
seguros, llegado el caso, de una eficiente cobertura. Del armamento me ocuparé
personalmente tratando de sondear a los dirigentes radicales más confiables de
la zona. Recomiendo comenzar con el blindaje de los camiones. Utilicen todo
chapón grueso que encuentren, discos de arado, chapas de zinc y demás fierros
que sirvan para proteger no sólo a los futuros ocupantes, sino también al
motor, al tanque de gasolina y parte de los neumáticos. No se olviden que
demasiado peso quita velocidad. Acopien combustible por si nos cortan la
provisión. Mantengan cautela y discreción. Sabemos que van a existir
filtraciones, por eso vamos a determinar tres o cuatro lugares físicos de
encuentro, preferentemente escogeremos chacras o predios medianamente cercanos
al casco urbano para poder reunirnos con seguridad y de paso despistar a las
fuerzas oficiales. Como condición indispensable deben poseer amplios galpones.
Usted Costa, parta hoy mismo para Tres Arroyos y consígase una motocicleta. Su
tarea, en breve, será la de oficiar de nexo entre los grupos; este dinero que
le entrego le alcanzará para comprar un rodado en buen estado. No omita
realizar los trámites correspondientes de titularidad, eso evitará toda
sospecha sobre su persona. ¿Supongo tendrá su matrícula de circulación al día?
-
Desde
luego patrón.
-
En
tres días los espero en mi Estancia para ver el estado de situación y el grado
de avance del operativo. - exhortó Maciel -. Eso sí, antes de irnos, me
gustaría que nuestro amigo Carlos Costa nos regale algunas coplas de su
autoría. Espero no estar abusando, el compañero Navarro me comentó que le gusta
componer.
-
Me
avergüenza su solicitud patrón. Luego de interpretar a Luís Acosta no me atrevo
a cotejar talentos.
-
Métale
con confianza amigazo y no se amilane.
-
Aceptando
el reto les propongo acercarnos a nuestra dolorosa España y una guerra que
tanto nos lastima - aclaró Costa -. Exilios del 36 se llama y es algo que
compuse hace un par de meses motivado por las tristezas que provocaron en mi
espíritu algunas noticias llegadas desde la península.
Pido perdón, tierra mía,
lamento
que prevenía
ausentarse no es
cobardía.
tener las manos vacías
Tus ocasos se
tiñeron
de
tanto dar sin tener
con la sangre y con la
rima
y el legítimo egoísmo
del poeta
calcinado,
de
esas manos poseer.
denostado por la
brasa
Apiádate
de mi
de un arrogante fusil,
por
algún insulto dado.
presuroso en
limitar
Gritado
por la impotencia
las pasiones y los
versos
de
no caminar tus huellas,
de sutiles
creadores,
senderos
que me susurran
temerarios transeúntes
de
mi gente y de mi historia,
de costumbres ancestrales,
los
poemas mal heridos
artesanos del dialecto,
y
las sombras de mis venturas
románticos
militantes.
que
hace muy poco entendí
A Lorca lo vi
caer
cuando
mirando un espejo
y sé que no fue tu culpa, sus
arrugas advertí.
a Hernández desfallecer
entre la niebla y la playa
cuando tuvo que escapar
acosado por tus males.
De Machado y sus dolores
Don Rafael se hizo cargo
con el peso de marcharse
y así bien desandarte.
Fuiste escenario y testigo
de un flamenco cantejondo;
-
Impecable
el cantor - consignó entusiasmado Maciel -. Para nosotros, su arte es tan o más
necesario que los fusiles y los camiones que generosamente ofrecieron Felipe
Guisasola y José Jaime. Rendirnos ante su prosa, su bordoneo y su cadencia es
lo menos que se merece.
El
grupo liderado por Vera y el cantor se retiró del predio asumiendo que Juan
Bautista Maciel había puesto parte importante del futuro del distrito en sus
manos. Sin lugar a dudas el patrón era sabedor que tendría destino prioritario
para el despótico inquisidor. A poco más de un siglo una nueva hidra a
descabezar comenzaba a tener transparente y honesta identidad. Al mismo tiempo
otro sable sin cabeza, imberbe del brillo castrense del anterior, estaba
urdiendo una nueva, infame y remozada celada.
24 de Agosto de 1937
Esa
mañana la ciudad de Coronel Dorrego exhibía su habitual cansancio previsor.
Típica aldea de llanura, diseñada de acuerdo al libre albedrío de costumbres
inmigrantes de variado origen, anexaba la desordenada impronta del desinterés
criollo. La plaza principal mostraba, en el cruce de sus diagonales, el
monumento en honor al héroe fusilado; la Iglesia, el Colegio y la Municipalidad
completaban el circuito céntrico de paseo dominguero. Del otro lado de la vía,
más allá de la estación, la acompasada fidelidad de la ausencia; esa misma que
eternamente nos está comunicando algo: mensaje difuso y extranjero que en
oportunidades nos propone extremar nuestra inteligencia de modo poder acceder,
con el menor margen de error posible a sus contenidos esenciales. Una geografía
y un estilo de existencia mansa y uniforme, malamente confundida como chata por
el urbano burgués de principios del siglo veinte. Nada innecesario deambulaba
por sus senderos; la vida es corta porque el yugo laboral diario es tan largo
como penoso, en tanto que la soberbia de la opulencia determina formas, modos y
ordenamientos, es la que en definitiva, dicta sentencias por fuera o por dentro
de la ley mientras que la verdad y lo evidente son el beneplácito y la gracia
del señor feudal.
Las
noticias recibidas desde las poblaciones rurales distaban de ser alentadoras.
En Oriente y en El Perdido, las dos localidades más densamente pobladas del
distrito, la ausencia de novedades por parte del Comité Central del radicalismo
motivaba cierta desmovilización de los parroquianos implicados con la causa; en
Irene y Aparicio, directamente no se hablaba del asunto; en Calvo y en San
Román las siempre organizadas huestes conservadoras comenzaban a bosquejar, de
modo sigiloso, los aprestos de un eventual plan de reaseguro electoral; Faro,
Gil y Zubiaurre mantenían su calma agrícola de la mano de la desinformación, el
silencio conveniente y los avatares climáticos.
Sin
dudas, los habitantes de los sectores apartados de los centros urbanos,
pequeños chacareros, quinteros inmigrantes y peones criollos, abrazaban una
instancia de superior obligación sobre la disyuntiva. En los parajes aledaños
como La Gloria, Nicolás Descalzi, La Aurora, Centro Urquiza o El Zorro, la
tensión y la ansiedad vivían de modo espontáneo el virtuosismo de sus mejores
galas. La peonada militante, prófuga de su vaina por entrar en acción, no
cesaba de mantener sus cuchillos bien afilados, añadiendo a la jornada de
recreo la práctica de tiro con carabinas, fusiles y pistolas, agregándole al
entrenamiento diario la improvisación de la lucha cuerpo a cuerpo.
La
impaciencia se duplicaba en cada cuartel en vísperas de las rutinarias visitas
que Maciel hacía para corroborar, sin intermediarios, el grado de lealtad y
temple correligionario. El patrón era hombre de palabra. Nadie dudaba que de no
mediar conflicto urgente o evento irremediable, un capón acompañado de
generosas barricas de vino Carlón iban a tener destino de excusa a favor de un
encuentro tan fraterno como impostergable. Todo republicano bien nacido debía
coincidir en el convite, sin distinción de ideologías, partido, gremio o
agrupación. Los parajes conservaban aún la impronta campechana y desértica de
antaño; ese estado de permanente ausencia y soledad sostenían su natural
topografía. Maciel amaba esos espacios de libertad, los sentía más cercanos a
la realidad de su existencia.
-
El
Orden de la sociedad se centra en la justicia decía Aristóteles - mencionó Maciel
dando inició de ese modo a su alocución -.
Que nadie se confunda al respecto. La calidad, la excelencia y el
respeto de sus cimientos legales marcarán los rumbos éticos de esa sociedad.
Esos cimientos legales no son otra cosa que el acuerdo indispensable para que
cada individuo se considere arte y parte de la misma y no una cándida víctima
de su engranaje. Por eso compañeros, la participación activa es vital en el
asunto; poco importa si se nos convoca o se nos ignora. Nosotros tenemos que
impulsar nuestros propios deseos de participación activando aquellas certezas y
convicciones que supimos construir. En el presente momento histórico se hace
irremediable exigir mediante la lucha y la movilización la transparencia del
sistema electoral. El fraude y la discriminación constituyen el cáncer de todos
nuestros recientes males. Una sociedad que duda de la legitimidad de los cargos
de sus funcionarios políticos se siente enferma y desvalida, como consecuencia
de ello, un recíproco abandono resulta la salida más conveniente. Dicha
acefalía popular beneficia a los que la planificaron. Harán y desharán a su
antojo sin mediar explicaciones ni consensos, obviando tener que rendir cuentas
y exhibir sus conductas públicas. Amigos,
nuestro sistema anda cojeando. Más del cincuenta por ciento de los habitantes
de nuestra sociedad tiene vedada su participación en los comicios. Como si el
género en cuestión no contara colectivamente, ni abrigaría dolores ni deseos.
En mi opinión esto de por sí constituye toda una infamia que como dirigente
Radical asumo por omisión. Recuerdo los estupendos ensayos del Diputado
Socialista Del Valle Iberlucea con respecto al carácter discriminatorio del
tema. Debimos, durante la década del veinte, imponer condiciones legislativas
con fuerza y carácter, buscando en el Congreso las debidas alianzas para tratar
de modificar esa torpe objeción de la cual Sáenz Peña se ufanaba vilmente. De a
poquito decía... En la actualidad el voto libre, secreto y obligatorio existe
sólo para una muestra de la sociedad y no para la totalidad de la misma.
Instalar la idea de un sistema democrático bajo estas condiciones resulta una
agresión intelectual. Si además de esto, añadimos el fraude, podemos corroborar
que nos debemos para la posteridad razones de legítima defensa. El conflicto
compañeros - continuó Maciel - radica en refundar un sistema que nunca tuvo la
oportunidad de exhibirse con su complejidad total, a pesar de haberse agotado
por insistirnos sobre la existencia de sus bondades.
Maciel
sabía que la mayor parte del auditorio no comprendía sus palabras a pesar de
haber procurado montar una oratoria pausada, ahorrando en su dialéctica las
hipérboles, los pleonasmos, las perogrulladas y toda inútil figura retórica que
desvíe la atención de la muchedumbre. Confiaba que sus más cercanos
colaboradores despejarían luego las dudas de su discurso. Costa, Vera, Navarro,
los hermanos Felipe y José Guisasola eran gente de campo, medianamente
instruida en letras y con ascendiente dentro del paisanaje, de modo que gracias
a ellos y antes de entrarle el primer diente al capón el mensaje descubriría su
nicho de adhesión y perspicacia en la totalidad de la concurrencia.
-
No
dude Maciel que mi gente jugará su cogotera por usted y por cada una de sus
palabras - gritó con voz ronca el Gringo Antonio Mangieri -, pero no les voy a
pedir sacrificio para defender las vulgares peleas palaciegas fomentadas por
Alvear, Mosca y compañía.
-
Olvídese
de Alvear hombre - afirmó Maciel -. Esos tipos siempre van a caer bien parados;
ni las balas les pasan cerca. Esta lucha es por nosotros, por nuestra gente y
por el futuro.
-
Una
posible derrota en los próximos comicios, con o sin fraude, nos dejaría sin
asunto por una buena cantidad de años - aseguró el Gringo -. Pero......... ¿Qué pasa si el partido
negocia la victoria?
-
Espero
no tener que contemplar ni lo uno ni lo otro - exclamó Maciel -. Si sucede lo
primero deberemos soportar, como mínimo, una década de incertidumbre y
desconfianza por falta de legitimidad. Si ocurre lo segundo a través de una
suerte de amnesia, aliándose a la inmundicia bajo la excusa de la
gobernabilidad, se habrán cagado en los muertos, cosa que sepultará
definitivamente al radicalismo como auténtica posibilidad representativa y
popular. Posta que quedará vacante y podrá ser tomada por aquellos que sepan
entender las verdaderas angustias de nuestro pueblo. Aquí el problema radica
que el hilo ideológico es muy delgado pudiendo disparar la cosa hacia un
fundamentalismo nacionalista, por caso como lo que estamos observando tanto en
Italia como en Alemania.
-
Y
España patrón. Todos los días están llegando cantidades de exiliados. Familias
enteras trayendo en sus maletas el recuerdo de algún republicano muerto por
llorar. Algunos de ellos comentan que los Alemanes están probando material
bélico aéreo tomando como blanco a las líneas republicanas. Según dicen, los de
la Luftwaffe están haciendo estragos en las regiones ocupadas por libertarios
que responden al gobierno constitucional. Lo de Franco es temible; no tiene ninguna
vergüenza en aliarse con los asesinos del Reich para perturbar a la república.
Me llama la atención la ausencia de condena internacional sobre lo que está
sucediendo; si la cosa continúa de ese modo el destino de España camina rumbo a
una dictadura de similar signo ideológico.
-
Observe
Mangieri que la república española responde a una izquierda indeseada e
indeseable por el cónclave de las naciones occidentales. Estas evitarán por
todos los medios afectar los intereses económicos de sus nuevos socios productivos.
En el actual contexto la Alemania Nazi es un socio peligroso, pero socio al
fin; responde a una lógica capitalista que la enfrenta muy convenientemente a
la Unión Soviética de Stalin. Fíjese estimado amigo que a mi juicio los
exánimes organismos internacionales no sólo guardan prudente silencio con
respecto a las matanzas de civiles, sino que además, nada han mencionado sobre
las vejaciones, torturas y persecuciones, tanto raciales como de opositores
patrocinadas y estimuladas por la misma oficialidad del Reich. No le extrañe
que en breve comiencen los acuerdos y tratados bilaterales entre las potencias
y la Alemania del Führer.
-
Entonces
nos cabe entender que a nivel local se hace necesario pensar en acciones a
corto plazo que afirmen un sistema que impida cualquier tipo de intento
hegemónico - sentenció el gringo –.
-
Siempre
van a existir - reafirmó Maciel - sutiles atajos susceptibles de ser tomados
por los déspotas. De nosotros, del pueblo, depende reflexionar e impedirlo a
través de la formación ciudadana asumiendo la ineludible responsabilidad y el
consecuente compromiso cívico. La legalidad no es negociable. La participación
activa es el único reaseguro que tiene el hombre común para reclamar y ser
respetado por los mandatarios de turno. La tentación del poderoso por
instalarse como salvador es el peor de los signos para una república. Cualquier
funcionario que se entienda a si mismo como más importante que la sociedad se
transforma en un potencial dictador. Sigo sosteniendo que cuando uno se advierte
como parte del inventario de la función pública es momento de dar un paso al
costado.
-
¿No
se siente en soledad Maciel...? digo ante la ausencia de respuestas oficiales y
opositoras a sus reclamos republicanos. Las estructuras político - partidarias,
el poder legislativo y el poder judicial parecen estar muy cómodos con el orden
vigente. Nos veo a los radicales, a los socialistas y a los progresistas nadar
en aguas templadas por los conservadores; como aceptando de modo natural el
poder que les confieren el dinero agroexportador y las armas castrenses.
-
Coincido
con su diagnóstico sociopolítico, pero si tal cosa fuera imposible de revertir
no estaría hablando con usted mi amigo. Siento el acompañamiento de los que
sufren y pelean a diario la vida. Vera, Costa, Navarro y el resto de la
muchachada y sus familias y sus descendientes merecen gozar de derechos cívicos
tan inalienables como universales. Nuestro querido país y su gente lo merecen.
No se confunda Mangieri. La batalla perdida es aquella que nunca se ha tenido
el coraje de librar; cualquiera pelea justas con seguro resultado de victoria,
sólo los valientes se afilian a la adversidad que presenta la incertidumbre.
Aquí hay patria Antonio. Como hay patria entre la peonada esquiladora
patagónica, entre los quebrachales del norte húmedo, entre los cañeros
tucumanos, entre los docentes, entre los obreros de las grandes ciudades. Nadie
debe entenderse en solitario. Un país tiene entidad en tanto y en cuanto sus
partes se vinculen solidariamente. Detesto ese federalismo encapsulado que
suele aislarse en su riqueza comarcal dejando de lado los dramas de las
regiones menos favorecidas. Soy federal del Coronel, no del Brigadier. Soy
federal a partir de la unidad conceptual e inequívoca llamada Nación. Me declaro
un “Nacional”. Ahí me va encontrar Mangieri; escuchando y leyendo a Luís Acosta
García, a Evaristo Carriego, a José Hernández, a los pibes Jauretche y
Scalabrini, al enorme Roberto Arlt, a los hermanos Discépolo, al joven poeta
Borges, a Macedonio y a Leopoldo Marechal. Por ejemplo, hace poco quedé
impresionado cuando tuve oportunidad de leer una serie de escritos de Juan
Filloy; bisoño abogado cordobés sumamente comprometido con lo nacional, la
república y su problemática social. Ignoro cuál es la razón que lo motivó a
enviarme esos trabajos. Sé, a través de amigos comunes, que tiene la costumbre
de remitir a personas de su entorno y respeto bocetos literarios que luego,
crítica mediante, evaluará sobre su posible publicación. Esto le confiere un rango
de humildad superlativo por fuera de una enorme generosidad intelectual. Esa es
la gente a convocar, la que nos refresca con su sabiduría mi amigo. Los
artistas populares, los pensadores, la inteligencia en su máxima expresión. Eso
es lo que les falta a nuestros dirigentes actuales: espíritu poético y
altruismo emocional.
-
¿Se
permite la política espíritu poético?
-
Pues
debería Mangieri. No sólo eso. Tendríamos que exigirlo a través de nuestra
propia elección. Optar por aquellos que nos ofrecen sentido inteligente,
belleza e imaginación. Abominad los ojos que ven sólo zodíacos funestos decía
el gran nicaragüense Rubén Darío.
25 de Agosto de 1937
20.00
horas… Discurso de Juan Bautista Maciel en instalaciones linderas y
pertenecientes al Club Atlético y Recreativo Progreso de la Localidad de El
Perdido - Partido de Coronel Dorrego -.
“La
prudencia es una vieja solterona, rica y fea, cortejada por la incapacidad”.
“Aquel
que desea pero no obra, engendra peste”.
“El
necio no ve el mismo árbol que el sabio”.
“Jamás
se convertirá en estrella aquel que no irradie luz”.
Estas
frases sueltas compañeros son pensamientos que pertenecen a la obra titulada
Proverbios del Infierno del escritor inglés William Blake. Tienen más de un
siglo de haber sido expuestas a consideración por el autor y que yo sepa nadie
ha osado hasta el momento refutar algo de lo dicho. Los invito a que analicemos
con serenidad. En primer lugar deberemos admitir que nunca la prudencia ha
protagonizado los eventos más destacados de la historia de la humanidad. Los
cambios políticos y sociales fueron en su esencia violentos y tormentosos,
protagonizados por seres desmesurados, extremadamente ácidos y hasta
sanguinarios. Moreno, Castelli y Monteagudo son ejemplos domésticos del caso.
“Sin contrarios no hay progreso” afirmaba Blake. La prudencia y la serenidad
encajan perfectamente con los rasgos de un oficinista, de un bancario o de un
jurista, nunca con los de un revolucionario. Veremos a la vez que en medio de
ese contexto la poesía ha tenido una enorme estrella debido al compromiso
social que tenían los encargados de irradiar luz estética. Por caso Ovidio
durante el esplendor de la conquista romana, José Martí durante las luchas por
la liberación cubana, al igual que Rousseau y Chénier en tiempos de la
Revolución Francesa. De ese modo y en momentos trascendentes de la humanidad el
sabio impuso su visión del árbol por sobre la del necio, dejando de lado y por
un buen rato, a las pestes vanidosas; esto fue así debido a la exigencia de
tener que tomar decisiones con urgencia. Estas breves observaciones guardan
enorme relación con nuestra compleja actualidad sociopolítica. “Los tigres de
la ira son más sabios que los caballos de la intención”. El pueblo iracundo,
con sus necesidades, movilizaciones y protestas produce modificaciones
inevitables más allá de las vocaciones ideológicas de los dirigentes políticos
en ejercicio. También el pueblo con sus complicidades y silencios es
responsable de sus magras realidades. Por eso es necesaria la observación sobre
aquellos orientadores que toman el guante del impulso popular. Las
organizaciones intermedias, culturales, sindicales, partidos políticos y demás,
tienen la enorme responsabilidad de formar cuadros analíticos e intelectuales
que prevengan todo tipo de intento hegemónico y que a la vez encausen ese
enorme torrente de intemperancia creando una red de contención republicana y
democrática.
Si
bien la ley es el único elemento rector de la sociedad se hace imprescindible
su permanente condición de estudio y debate por cuanto los cambios sociales
suelen manifestarse con sutiles señales, a modo de previo aviso. De esta forma
los ciudadanos podrán constatar que sus representantes trabajan a favor de una
sociedad ecuánime y digna de ser disfrutada, como consecuencia de ello y
paulatinamente esa iracundia se verá transformada en esperanza ya que la duda
intrigante y la especulación no tendrán cabida como contrato social. Evitar la
burocratización en función de intereses sectoriales es el mejor de los
anticuerpos que una comunidad puede tener en contra de los privilegios; para
ello una granítica y equitativa legislación impositiva duplicará ese concepto
solidario que toda sociedad debe poseer a favor de su pacífica convivencia.
Nada de esto es posible sin honestidad intelectual, patriotismo y amor por el
pueblo. Por eso los insto compañeros a formarse e informarse. No sólo para
potenciar sus talentos personales, sino también para evitar ser sometidos por
aquel que pretenda tiranizarlos a través del arma más eficiente jamás creada
por el poderoso: La ignorancia. La inocente ignorancia del jornalero necesitado
que agradece el todo por nada. Cuando un patrón nos contrata es porque necesita
de nuestras capacidades, obtiene renta con nuestro trabajo, estando dispuesto,
en la mayoría de los casos, a abonarnos por ello lo menos posible. Entiendan
esto con claridad compañeros, por eso deseo reiterar el concepto... “El
capitalista no nos da trabajo, nada nos regala, la realidad es que le urge mano
de obra para la obtención de sus ganancias”. Invertir esta premisa tiene la
sola intención de colonizar la voluntad del trabajador. Habrá excepciones, no
lo niego, pero esas excepciones, al ser tales, confirman que lo usual y
corriente circula por la inhumana explotación del obrero. Ese es el estado que
se pretende conservar a través del fraude y la represión. Usufructuar, de
manera permanente y monopólica el poder institucional, evitando por medio de la
fuerza, la resistencia colectiva. Nuestra historiografía, compañeros, ha sido
detallada por miopes con intención. Carlos de Alvear es a José de San Martín lo
que Bernardino Rivadavia a Manuel Dorrego. Sin embargo nada de ello cuenta para
aquellos formadores de opinión que consideran de igual modo a los luchadores
por la independencia que a los representantes de concretos intereses
transnacionales. Tardará mucho tiempo o quizás nunca suceda que la imagen de
Juan Galo Lavalle sea trasladada de los predios de la antigua residencia de la
familia Dorrego; provocación de claro y grosero mensaje ideológico cargado de
irrespeto y despotismo. Amigos, nada esperemos de la posteridad, sólo tratemos
de hacer algo a favor de ella y de los que vienen, para que este paraje sea un
lugar que merezca ser vivido y que nosotros, desde nuestras luchas y convicciones,
seamos recordados con la gentileza que encierra una simple y sincera sonrisa
respetuosa. Aborrezco la adulación y los discursos lisonjeros. Anhelo ser
advertido sin la extorsión del halago, deseo ser frecuentado por los modales de
las reserva. Al igual que los sermones y los cortejos compañeros, la exaltación
llega fuera de tiempo y lugar, careciendo además de la necesaria poesía que
toda actividad humana debería detentar para poder fantasear, con cierto atisbo
de fundamento, con una sociedad inteligente y razonable.
Bien
entrada la velada un resonante aplauso dio colofón a las palabras del líder
Radical. Los casi cien concurrentes tuvieron la oportunidad de estrechar la
mano de Maciel, intercambiar salutaciones y felicitarlo por su arenga antes de
hincarle los primeros trazos a los costillares de vaca que mansamente se
doraban en las afueras del salón principal del club. Alguno, invadido
tempranamente por el vino, bramaba con entusiasmo que nunca más los radicales
votarían los lunes, mientras que otros afirmaban que había llegado la hora de
que el pueblo soberano se pusiera sus mejores pantalones para comenzar a luchar
por sus derechos cívicos y no para continuar bobeando junto a los grandes
campeones de los estancieros en las fiestas oligarcas.
El fervor
le había ganado su batalla a la nocturnidad de una jornada en donde el frío
invernal manifestada toda su crudeza.
Cada
uno de los braseros distribuidos por el predio era centro de encuentro, debate
y discusión. Los parroquianos se concentraban alrededor de ellos en número
irregular, esperando por la aparición del líder para entablar afectuosos
diálogos, tan desordenados como tumultuosos, mientras las suculentas raciones
de asado reconfortaban la expectativa del encuentro. Nadie se iba a retirar del
mitin sin recibir el abrazo fraterno de Juan Bautista Maciel, aunque este diera
por sentado que en medio de la verbena algún Judas, agazapado y bien pago,
estaría bosquejando de manera concreta y efectiva un empalme inesperado.
La
impiedad del torbellino convenció a Maciel sobre la necesidad de aceptar la
propuesta que le hiciera Gabriel García, viejo conocido suyo y propietario del
hotel Comercio para permanecer en la localidad hasta el día siguiente. El
hospedaje estaba emplazado justo frente a la estación del ferrocarril y solía
ser cobijo de viajantes de mercado, contratistas en general y funcionarios de
toda índole. Típica construcción fundacional, de planta única, ostentaba un
importante salón a modo de recepción que oficiaba de comedor y lugar de encuentro
para pasajeros. Más en su interior, un prolijo patio estilo español con aljibe
central y galerías laterales estaba rodeado por seis amplias habitaciones
completas en ropa de cama y enseres para el aseo personal. Dos fondos
higiénicos comunes equipados con lo básico indispensable se ubicaban en los
flancos de ese mismo sector. La cocina
mostraba un doble ingreso: Uno para proveedores, ubicado en el anexo de
servicio y otro por el salón principal. Los colaboradores que desempeñaban
tareas dentro del hospedaje lo hacían irregularmente siendo convocados por el
propietario en función de las necesidades. Vecinos del predio lograban de ese
modo obtener algún beneficio económico siempre remunerado puntualmente. Por
entonces El Perdido contaba con mil doscientos habitantes y un interesante
movimiento comercial basado en el trabajo agricologanadero y el empleo estatal.
Habían pasado treinta y seis años desde su fundación oficial y nada hacía
prever que dicho crecimiento urbano tuviese que enfrentar obstáculos insalvables.
-
Sentate
Juan, ponete cómodo y descansá un rato en el sillón mientras preparo unos mates
- sugirió Gabriel -. Recién son las diez y media de la noche y no hay pasajeros
que atender. Tenemos un buen tiempo para compartir una charla en la intimidad.
La
pava de hierro humeante, el mate criollo ensillado y una pequeña azucarera
hacían las veces de centro en la pequeña mesa que estaba ubicada frente al
juego de sillones. Una canasta repleta de bizcochos de grasa de dudosa
antigüedad servirían sólo como objeto decorativo. La gigantesca estufa hogar se
encargaría de acondicionar el ambiente además de mantener el agua del
recipiente a temperatura constante.
-
¿Cuándo
fue la última vez que nos vimos?
-
Dos
años, por lo menos. Desde que iniciaste esta cruzada - ironizó García –.
-
¿Cruzada?
Te conozco; me estás ridiculizando.
Tomás en joda lo que para muchos de nosotros forma parte de un compromiso ético
y social.
-
Disculpame
Juan que escoja continuar con los pies en la tierra.
-
Tu
pragmatismo no me sorprende. Heredaste unos pesos, te compraste el hotel y te
codeas con gente de negocios. ¿Qué sabés de tener los pies en la tierra?
-
Lo
único que sé Juan, es que siempre se puede estar peor. Y si bien coincido con
vos respecto a los conservadores, el tipo que trabaja en serio sale adelante.
Recordá lo que era este pueblo hace ocho años.
-
Lo
mismo que ahora Gabriel. Lo único que se agregó fue la tienda de la esquina. El
Perdido sigue siendo el patio trasero de cuatro o cinco familias que explotan
al jornalero del peor modo posible. Lo mismo sucede con las demás localidades
de la zona, incluyendo la ciudad cabecera. La lucha por los derechos civiles
incorpora conceptos que en la actualidad ni siquiera se mencionan: Salud,
curativa y preventiva, empleo seguro, salario mínimo y vital que consolide una
vida digna, educación gratuita, obligatoria y popular, acceso a la cultura
teniendo en cuenta todas sus opciones, cobertura integral para la familia del
trabajador, régimen de licencias por enfermedad y estudio, legislación que
avale en forma definitiva el descanso semanal y anual, posibilidad cierta de
progreso, libertad de expresión y de asociación, una red social que salga en
asistencia de los menos favorecidos. El sufragio universal es sólo un símbolo
de lo que con él se puede conseguir, permitiendo que los grupos sociales,
libremente, desarrollen todas sus capacidades, tanto individuales como
colectivas. Vos sabés como es la cosa Gabriel, no tengo necesidad de
convencerte. Esta gente es capaz de
cualquier ultraje para seguir manteniendo el actual orden de privilegios. Más
allá de lo desdoroso y vergonzante que resulta para nuestra soberanía el pacto
Roca-Runciman no te olvides que se atrevieron atentar contra Lisandro en el
mismo Senado resultando asesinado el bueno de Enzo. Si tres o cuatro
funcionarios del orden oligarca, que vienen semanalmente desde Dorrego con sus
amantes, te convencieron pagándote el triple por tus servicios y silencios, es
cosa tuya.
-
Veo
que te llegó el dato - afirmó resignado García –.
-
Bueno.
Al menos no le diste entidad de chisme.
-
Es
un hotel Juan. Yo no soy fisgón de mis pasajeros.
-
Está
bien. Nada te reprocho al respecto. Únicamente te suplico pienses que tu
realidad no es la de las grandes mayorías. Hay personas que suponen que el
mundo se puede explicar a partir de sus propias vivencias. Disculpame, eso se
llama soberbia. Estate tranquilo, los atorrantes y las putitas van a existir
siempre y con cualquier partido que gobierne; en ese sentido vas a tener
ingresos asegurados. De todos modos es probable que en el marco de una sociedad
equitativa no tengas que recurrir al monopolio de semejante cartera de clientes
debido a que tus servicios básicos, conforme el perfil de tu hospedaje,
crecerían y variarían en la misma proporción que el resto de la comunidad, cosa
que hasta te puede obligar a la contratación de personal estable. Atendeme sólo
un instante más: El jornalero, el trabajador, con plata en el bolsillo,
invertiría en función de sus lógicas necesidades e insatisfacciones. Esta
inyección de capital, esta demanda de bienes, provocaría un movimiento
mercantil que beneficiaría notablemente al comercio local. Las industrias,
tanto regionales como la de los grandes centros urbanos recibirán el impacto
inmediato a favor de aumentar su producción habiendo más oferta laboral; los
intermediarios de la zona y los transportistas en general se verían en la
necesidad de aumentar sus plantillas y extender sus rutas de atención; son sólo
algunos ejemplos. Rompe a los ojos Gabriel que tanto tu hotel como el resto del
comercio de la localidad aumentarían significativamente sus ingresos diarios y
como consecuencia de ello sus rentas. Si a esto le añadís una agresiva política
de obra pública conforme dicho crecimiento no tengo dudas que este pueblo
llegaría a los dos mil quinientos habitantes en menos de quince años. En este
sentido Keynes, luego de la megacrisis del veintinueve, sostuvo propuestas en
esa dirección procurando incentivar con reservas estatales a una sociedad
capitalista en bancarrota. La teoría del pleno empleo dentro del marco de un
liberalismo político es lo que le permitió a Estados Unidos emerger y
solucionar rápidamente su dilema interno, sobre todo la desocupación.
-
¿Liberalismo
político más intervencionismo económico?
-
Vos
lo dijiste Gabriel. Los sistemas al servicio de las personas y no las personas
al servicio de los sistemas.
-
De
todos modos el conflicto sería inevitable. Máxime con aquellos que pretenderán
el mantenimiento de sus privilegios.
-
De
ahí nuestra lucha. La única herramienta para que el logro de esos objetivos
obtengan permanencia en el tiempo y constituyan un bien definitivo es que el
voto sea fehacientemente universal, secreto y obligatorio. Esos grupos no
tendrían más remedio que aceptar las reglas del juego, de lo contrario entrarían
en la ilegalidad.
-
Depositás
demasiada confianza al pueblo Juan.
-
Los
pueblos, mi querido Gabriel, son los únicos que pueden, a través de sus
decisiones, cambiar la historia. Para bien o para mal. Confiar en iluminados o
desestimarlos, siempre dependerá de su
voluntad. Cada dos años uno tiene la sana posibilidad de revertir o afirmar
situaciones participando activamente de acto comicial.
-
No
estoy convencido. El poder tiene instancias superiores para encausar la
voluntad popular sin que el conjunto social se entere que así sucede. No
siempre las masas escuchan los mensajes. En muchas ocasiones no sospechan sobre
la intencionalidad del orador, no indagan sobre sus silencios, no leen sus
entrelineas. Hasta los más ilustrados suelen caer en las trampas que el mismo
poder instala. ¿Cuántos intelectuales alemanes seducidos por las mieles de la
autoridad y la jerarquía apoyaron y siguen apoyando al demente que los
gobierna? Heidegger, por caso. No minimices el hecho que Hitler accedió al
poder democráticamente, dentro del marco legal y sin fraude.
-
Es
cierto - afirmó Juan -. Hitler accedió al poder legalmente, pero luego deshizo
esa legalidad instalando una dictadura de la que deberá rendir futuras cuentas
en el ámbito judicial.
-
¿Y
si nada llega al ámbito judicial; y si nada sobrevive de esa sociedad?
-
Será
una penosa pero enorme lección para la humanidad. Un pueblo diseñando su propio
exterminio.
-
Y
un nuevo capítulo que se le abrirá a otro iluminado para que con el despojo,
las ruinas y una serie de nuevas promesas procure corregir los errores del
Führer. No Juancito. Vos sabés del afecto que te tengo, pero lo tuyo tiene el
mismo destino que las cruzadas.
-
¿Supongo
tendrás otra receta entonces?
-
No
las hay Juan. Vaya si eres un tipo leído. ¿Cuántos párrafos de la historia han
señalado las maravillas de pueblos hoy inexistentes? Tiranías, guerras de
conquistas. Tanto Grecia como Roma alternaron dictaduras populistas y
aristocráticas con sistemas republicanos e imperiales, sin embargo nadie les
quita el rol de haber cimentado la civilización occidental. A las sociedades
les interesa el presente, poco les importa la posteridad. ¿Cuánto duró la
utopía Comunera de París? decime vos...
-
Setenta
y dos días.
-
Entonces
no me jodas Juancito, que se nos enfría el mate. Te admito eso de vivir
dignamente, pero de ahí a dejarte matar por el futuro es de párvulo. ¿Cuántos
tipos de los que saludaste en la asamblea de esta noche los ves al final del
sendero si la cosa se pone fea? Y no pasa por limitaciones intelectuales ni por
ausencias de hidalguías; existe algo que supera todo voluntarismo individual:
el miedo a morir, el sano dolor que porta la inexistencia. Supongo que habrás
leído “Del Sentimiento Trágico de la Vida” de Unamuno. La finitud le otorga a
la vida no sólo la excelencia y el valor, le aporta también ese condimento
trágico e inexorable.
-
Si
la finitud es inexorable entonces ¿porqué no dotar a la vida con cierta cuota
de poesía y heroísmo?
-
Eso
lo puede elaborar tu inteligencia. Un tipo vulgar no asume su propia finitud. Por
eso su muerte no figura como instancia posible. Es algo que siempre verá lejano
y distante. Y cuando tenga la suficiente edad para entender de qué se trató la
vida será demasiado tarde para lamentos. Si hay alguien confiable, leal y
honesto intelectualmente en Coronel Dorrego sos vos. Es una picardía que
arriesgues tu vida. Nos hacés falta vivo, no muerto. Muerto serás un símbolo a
llorar, uno de los tantos homenajes; igual que el Coronel. Lo real y concreto
es que habrán ganado los de siempre y todos, sin excepción, terminarán
rindiendo pleitesías a los vencedores.
-
Me
estás asegurando destino de fiambre.
-
Tengo
alguna prevención. Me han llegado datos que la cosa viene más pesada que de
costumbre. Hay tres o cuatro tipos de la zona que están marcados. Sos uno de
ellos. Mantén en cuenta que el ala dominante de los conservadores está muy
cebada con lo que está sucediendo en Alemania. Lo ven como receta potable a
nivel nacional y no van a permitir la aparición de ningún personaje que les
escupa el asado. Noches atrás uno de mis asiduos visitantes se puso a hablar
hasta por los codos; estaba chupado el funcionario. Su compañera de sábanas,
harta de sus dislates, lo dejó plantado; el tipo terminó la noche durmiendo
solo, en una de las piezas del fondo. El hombre afirmó, muy suelto de cuerpo y
con toda impunidad que estas elecciones iban a ser un trámite, que ganarían por
amplio margen, que estaba todo cocinado y que ya tenían aceitada toda la
operatoria para el fraude. Además se ufanaba que habían sembrado Coronel
Dorrego con matones del partido adiestrados por miembros de la Squadre
D´azione, los camice nere del Duce, excelentes francotiradores y eximios en el
arte del tormento y la tortura. Acá hay mucho revoltoso con ganas de ser héroe,
se le escuchó decir, les daremos el gusto entonces. Te nombró a vos, puteada
mediante, a Balda, a Pinnel, a Liébana y a los hermanos Guisasola. Y sentenció
algo que realmente me preocupó.
-
¿Qué
es lo que dijo?
-
Que
esta vuelta ni las urnas iba a ver - comentaba Gabriel a propósito de los
dichos del funcionario -. Que Alvear negoció su no intervención en el conflicto
del sur de la Provincia de Buenos Aires dejando todo en manos de las
autoridades bahienses. Agregó además que allí poseen suficiente logística
dentro de la familia Judicial para que nada de esto resulte azaroso.
-
¿Quién
es el tipo?
-
Es
un alto funcionario municipal. No me hinches las pelotas con su identidad. Digo
el pecado, nunca el pecador.
-
Se
puso brava la tormenta - señaló Juan mientras descubría las cortinas de una de las
ventanas de salón -. Tomo el último mate y me voy a dormir, estoy rendido.
¿Cuál habitación me toca?
-
Te
armé la cinco. Es la única pieza que tiene una claraboya que da a los fondos
del edificio; contra el paredón trasero hay preparada una moto ligera por si
necesitás marcharte sin saludar. De utilizarla no te molestes en devolverla.
Hay una treinta y ocho, limpia y cargada, en la mesita de luz. Licenciame de la
fastidiosa tarea de tener que explicarte el origen de ambos obsequios. De haber
alguna instancia inesperada no dudés ni un instante y rajá. Desde luego te pido
olvidarte de la cuenta, la casa invita. De lo contrario te cuento que a partir
de las ocho de la mañana tendré el desayuno a tu disposición. Cerrá la puerta
con doble llave; yo voy a estar dormitando en la recepción simulando que hay
movimiento de pasajeros. Jaime de Aparicio y el gallego Ángel Eulalia están en
la dos y en la cuatro, en ese orden, montando guardia alternando horarios.
Supongo que de aquí en adelante vas a tener que habituarte a tomar prevenciones
adicionales.
-
¿El
gallego Ángel no es el tahúr?
-
Buen
hombre, trabajador y amigo de sus amigos. No abusa de su habilidad. El padre
luchó por los libertarios durante la época de la España monárquica y su hermano
Constantino, del cual se desconoce su suerte, anduvo por los andurriales
patagónicos de la mano de José Font cuando la represión del veinte. Es gente
honesta y de probado compromiso republicano.
-
Gracias
Gabriel. De todos modos me sigue deslumbrando tu poético cinismo; demasiado talento
para malgastarlo solamente en los negocios.
-
Lo
mismo te cabe. Demasiada lucidez para derrocharla tratando de rectificar lo que
nadie, en esencia, desea modificar. Que duermas bien...
-
Hasta
mañana…
28 de Agosto de 1937
La
Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, reunida en la ciudad de Bahía
Blanca, había dictaminado por amplia mayoría de sus concurrentes la necesidad
de comprometerse para defender los derechos y la dignidad humana. El titular
del Comité Nacional y candidato a Presidente Marcelo T. de Alvear junto a su
compañero de fórmula Doctor Enrique Mosca, dieron por terminada su alocución
enfatizando “estos comicios hay que hacerlos respetar a cualquier precio”. Juan
Bautista Maciel, en representación de Coronel Dorrego, fue acompañado por José
Liébana y el joven Álvaro Ricardo Fuertes en nombre de la juventud. En un
segundo plano Carlos Costa, Severo Vera y Emilio Navarro oficiaban de celosos
cancerberos de la partida.
El
Diputado Nacional Doctor Victoriano Estévez mantuvo durante la reunión un
prudente silencio. Al finalizar la misma, se acercó a Maciel entregándole en
mano una breve y concisa advertencia: “El Juez del Crimen de Bahía Blanca
Doctor Alberto Solá Patrón ha dispuesto allanar los establecimientos agrícolas
de los siguientes productores: Juan B. Maciel, Nicolás Liébana, Aage Haugaard,
Antonio Mangieri y Pedro Balda. Asimismo ordenó requisar el domicilio del
dirigente juvenil Álvaro Ricardo Fuertes. Dichos procedimientos se llevarán a
cabo el 3 de Septiembre a pedido del Comisario y hacendado dorreguense Diógenes
J. de Urquiza. Quien estará a frente de las actuaciones será el Inspector Zonal
Antonio Conde. Espero que tome las prevenciones del caso” atentamente V. E.
Inmediatamente
Juan Maciel interrumpió la Asamblea logrando imponer su soberbio tono de voz,
preguntando con qué fuerza contaba el partido para hacer valer esa decisión.
Alvear redobló la apuesta afirmando: “Vea mi amigo, si yo no contara con algo
seguro, no haría jugar a un hombre, y menos a un padre de familia, de gusto”.
Respuesta que dejó satisfecho a Maciel sentenciando finalmente “Así va a
ocurrir en Coronel Dorrego entonces “. El caudillo y el Diputado habían sabido
entender el momento. Quedaba claro que en el encuentro público había presencia
maliciosa; como consecuencia de ello era imposible aproximarse y labrar un
diálogo directo. El Doctor Victoriano Estévez debía asumir su investidura,
Maciel debía corresponder a su liderazgo.
Una
vez que el grupo arribó a Coronel Dorrego, Juan Maciel les solicitó prolongar
la velada con el objeto de enterarlos sobre la novedad que informara
oportunamente el Diputado radical. Vera y Navarro se hicieron cargo de las
citaciones correspondientes teniendo que obligarse en caso de que alguno
necesite ser retirado por su domicilio. El Bar Londres fue el lugar escogido.
-
Es
elemental que debemos limpiar de indicios las propiedades consignadas antes de
los allanamientos - reclamó Liébana -
trasladando todo elemento sospechoso hacia otros destinos. Esto lo
debemos implementar antes del amanecer para evitar sorpresas desagradables o
adelantos inesperados.
-
Propongo
- interrumpió Haugaard - La San Miguel de los Pinnel en Descalzi y La Victoria
de los Guisasola. Sugiero que ustedes comiencen con la mudanza, yo me encargo
de adelantarme y avisarle a la muchachada para que vayan preparando los
galpones. Lo único que les solicito es que pasen por casa y retiren los doce
tambores de combustible que tengo acopiados en el chiquero. Es lo único que
poseo como elemento incriminatorio.
-
El
Ford está en lo de Aniceto Aramendía en El Perdido - ratificó Severo Vera -.
Antes de ayer lo saqué de la herrería de Solves y lo anduve probando, luego se
lo llevé a los hermanos Leyton para hacer algunos retoques mecánicos. Anda
fenómeno, no creo que tarde más de dos horas en llegar a la San Miguel. Aage,
no se preocupe, de camino retiraré sus tambores. Voy a tratar convencer al
Aniceto para que me acompañe en la mudanza del camión.
-
¿Lo
ve posible? - preguntó Maciel –.
-
Es
tan correligionario como cagón - sentenció Vera -. Resulta muy gracioso ver las
disputas con su compañera Andrea y su hija Angelina con respecto al grado de
valentía que el viejo muestra para estos asuntos.
-
No
lo apure entonces. Para mayor seguridad vaya con Navarro y no se olvide que
cuenta con Jaime en Aparicio - ordenó Maciel -. Llévense mi auto y déjenlo en
el hotel de García… Luego veo cómo me las arreglo. A propósito ¿El Chevrolet?
-
Hace
varios días que está en mi campo - informó Pedro Balda -. Me lo trajo el mismo
chapista luego de pintarlo.
-
Estupendo.
Costa le pido acompañe a Balda para trasladar el camión hasta La Victoria.
Alvarito, vaya para su casa, espere tranquilo y haga como si nada.
-
¿Las
armas patrón? - recordó Navarro –.
-
Sobre
los fusiles acopiados en mi campo - contestó Maciel - me ocuparé personalmente.
Con respecto a los que se encuentran encubiertos en las propiedades a decomisar
estimo prudente que cada uno busque el modo más adecuado para ocultarlas de los
ojos de la justicia. Es imposible hacer un recorrido en tan breve lapso de
tiempo para rembolsar la totalidad del armamento.
-
De
acuerdo entonces. Cada uno a lo suyo -
apuró Mangieri -. Considero que a las seis de la mañana, a más tardar, habremos
completado el operativo.
-
Antes
de partir - irrumpió Maciel - me gustaría que entendamos algunos detalles que
no podemos soslayar: En primer lugar notarán que los conservadores cuentan con
buenos informantes. Muy a pesar de nuestros recaudos apuntaron directamente a
cada uno de los establecimientos comprometidos sin omisión, debido a ello y en
segundo lugar nos debemos exigir absoluta discreción con respecto al nuevo
destino del material. Nuestra suerte depende de que tal cautela obtenga
jerarquía de estrategia.
4 de Septiembre de 1937
Tanto
Gregorio Juárez como Manuel Salgado Rueda recibieron tempranamente en
instalaciones del comité partidario las primeras informaciones con respecto al
curso de las investigaciones. Los caudillos conservadores mostraron de
inmediato su fastidio ante la ausencia de señales con respecto a sus supuestas
certezas. Hacían responsables de su desconcierto a los organismos judiciales y
a la inoperancia policial.
Gregorio
“Tito” Juárez, hombre fuerte del conservadurismo dorreguense y notorio
dirigente regional había nacido en Tandil el 4 de Enero de 1878. A través de su
tarea como Inspector Municipal desde 1897 logró consideración pública en el
gobierno del Intendente Eugenio Montes de Oca, formándose políticamente bajo la
guarda del histórico dirigente Conservador y cuatro veces Intendente Raúl Sánchez.
Aprendió de éste sobre la lucha política y lo rentable que significa poseer un
rango sobrio y austero, más cercano al criollismo popular que a la estampa del
estanciero ganadero. En 1903 fundó el diario La Verdad, del cual era Director.
Hasta entonces había sido Concejal Municipal desde 1921 hasta 1930, electo
Senador Provincial en 1928 y en 1932 y Convencional Provincial Constituyente en
1934. Criollo de armas tomar tenía fama de hombre capaz, haciendo gala de su
pobreza sentía enorme orgullo por la relación amistosa que lo unía con su
pueblo, por eso supo disputar palmo a palmo cuanta elección durante la década
del veinte en tiempos en donde el radicalismo imponía democráticas mayorías. En
este último tiempo había logrado prestigio a través de la fundación de la Usina
Popular, la habilitación de la sucursal del Banco Nación e interviene con su
influencia en el trazado de la ruta nacional número tres en las inmediaciones
de Coronel Dorrego. De aceitadas relaciones con la cúpula del Comité Nacional
Conservador mantenía fluidos diálogos con Antonio Santamarina, Marco Aurelio
Avellaneda, el gobernador Manuel Fresco y el caudillo bonaerense Alberto
Barceló.
Entre
sus más cercanos colaboradores a nivel local se encontraban: Gabriel Claverie,
actual Intendente, Nello Venturelli, José Sanz Ruiz, Constantino Lombardelli,
Juan Colantonio, Bruno Bayón, Manuel Salgado Rueda, José Moreno, Tomás
Illescas, Felipe Amestoy, entre otros.
-
No
tengo dudas que alguien advirtió a esos hijos de puta sobre los procedimientos
- condenó Juárez -. Veinte días me costó armar la causa desde lo judicial, ya
no queda margen para otro operativo similar. Tanto la fuente de información
como los datos consignados eran demasiado confiables para que todo saliera como
el culo.
-
¿Está
seguro del informante?
-
Más
que seguro Salgado. Es un cívico “galerita” local que detesta la prepotencia y
los modales de Maciel. Y no es el único que piensa así. Muchos radicales lo ven como un bárbaro que
no comprende que Além se suicidó hace muchos años y que el mundo apunta hacia
paradigmas en donde la ilustración y los más fuertes tienen la obligación de
ejercer el poder. Si el nazismo y el fascismo dominan el mapa ¿porqué la
Argentina va a perder la oportunidad de convertirse en la nación líder del hemisferio?
Darwin, Nietzche y Heidegger son el camino científico y filosófico: No hay hechos históricos, sólo
interpretaciones; aquel que detente el poder impondrá, por voluntad política,
su visión subjetiva de los acontecimientos. Alemania e Italia son el ejemplo,
España va en la senda de la mano falangista.
-
Debemos
admitir que el rival es de cuidado don Gregorio - aclaró Salgado Rueda -, gente
jugada y convencida.
-
No
me venga con tonteras Salgado; se deben estar riendo de nosotros. Si pudiera
los barrería de un plumazo. Pensar que gracias a mi hasta se dieron el lujo de
ver, escuchar y entablar amistad con Carlos Gardel y su grupo en el marco de
aquella presentación en el Teatro Italiano en mayo del treinta y tres.
-
Desconocía
que el evento había sido cosa suya don Gregorio.
-
El
grupo venía en tren desde Bahía Blanca hacia Buenos Aires. Apenas arribaron al
Hotel de las Cuatro Naciones con el objeto de parada ocasional, su propietario,
Juan Morano, me informó que Carlitos había llegado hacía instantes con sus
guitarristas: Barbieri, Riverol, Vivas y Petorozzi. Ahí nomás lo visité y en
honor al Partido Conservador, del cual era notorio simpatizante, aceptó
presentar su espectáculo al día siguiente. Personalmente me encargué de los
honorarios, tanto del cantor como los del resto del grupo. No se necesitó
difundir publicitariamente el suceso… Apenas un simple “Carlitos Gardel en el
Italiano” en La Verdad del 23 de Mayo sirvieron para que las localidades se
agotaran de inmediato. Ese mismo día fue el evento. Durante la noche pude ver
en las plateas a más de uno de estos radicales que hoy desean discutirnos.
Maciel, Liébana y Pinnel estuvieron presentes, no tengo dudas, yo mismo los
ubiqué de modo preferencial. Al tiempo me enteré que luego de aquella mágica
jornada, Gardel y Maciel solían encontrarse a comer en lo de Peri junto a
Pastor Celaya, Di Francesco y otros más. Algo parecido ocurrió cuando nos
visitó Libertad Lamarque, Mercedes Simone, Julio De Caro, Azucena Maizani,
Ciriaco Ortíz, Agustín Magaldi y hace poco tiempo atrás Juan Carlos Cobían.
-
Desagradecidos.
Hasta les reglamentó la prostitución para que la barbarie encauce sus
entusiasmos biológicos.
-
Si
fuese solamente ingratitud no habría problema Salgado. Uno en política debe
aprender a convivir con la insensibilidad y el descrédito de sus adversarios.
Lo que no soporto es que le quieran vender al pueblo recetas que jamás
aplicarían; que se autodefinan como los representantes y defensores del
republicanismo y toda esa perorata absurda. Son una banda de foquistas, en su
mayoría inmigrantes, sin proyecto de país, deseosos de utilizar al Estado para
su propio beneficio. Para eso quieren el voto, para abaratarlo. Es bueno lo que
hacen en la Biblioteca Popular, en los Clubes y en las Sociedades de Fomento.
Siempre organizaron estupendas romerías, quermeses, bailes populares y eventos
culturales de todo tipo, de hecho y no debemos dejar de reconocerlo, el actual
auge del Cine local es obra Radical, pero gobernar es otra cosa. Si Coronel
Dorrego existe como territorio pujante, emprendedor y digno de disfrutarse es
gracias a nosotros, los Conservadores y aquella recordada Unión Provincial.
Gracias a Raúl Sánchez, a Genaro y Doroteo Valenzuela, a Nazario Cuestas, a
Eugenio Montes de Oca... Pido disculpas por la emoción...
-
El
que nace pa´ maceta nunca sale corredor, dice el dicho don Gregorio. Esta gente
jamás aceptará que existe un determinismo originario y natural. Yo no me
preocuparía, tarde o temprano tendrán su merecido si continúan subvirtiendo el
orden establecido. Como bien dijo nuestro futuro presidente Roberto Ortiz
cuando el lanzamiento oficial de la Concordancia en Mendoza: “La opción es
clara y terminante. Se está con la demagogia disolvente corruptora o con la
democracia constructiva puesta al servicio del progreso nacional”.
-
Definición
que me gusta: Orden Establecido. Fresco, Barceló, Vidal, Escobar y los
Santamarina pusieron el distrito en nuestras manos, de modo que no podemos ni
debemos fracasar. Le pido Salgado me lo notifique al sargento Giusso que necesito
verlo para coordinar algunas acciones a efectuar durante la jornada electoral.
También me lo ve a Zoizimo González Navarro y por favor le avisa que esta noche
lo espero en el comité. Yo me encargaré
de notificar al resto de nuestros adherentes. Gracias…
19.00
Horas Comité Central del Partido Conservador - Coronel Dorrego -
-
La
cosa es así caballeros - comenzó con su exposición Tito Juárez -. Estamos ante
una situación límite. La intención del Juez bahiense Solá Patrón, a través de
los allanamientos, fue prevenir cualquier situación violenta que pudieran
llevar a cabo los partidarios de las fuerzas políticas que irrespetan el orden
establecido. Como todos sabemos dichos operativos dieron resultado negativo;
esto no exime sobre la existencia de determinados movimientos foquistas que
conocemos se están operando en las más absoluta clandestinidad. La ausencia de
pruebas contundentes conspiran contra la posibilidad legal de detener a los
insurrectos que encabezan este supuesto amotinamiento. En consecuencia se hace
imprescindible establecer una urgente estrategia defensiva para el día de
mañana. En presencia del Señor Intendente Gabriel Claverie y del Jefe Policial
Diógenes de Urquiza estimo prudente debatamos las futuras acciones a seguir
para asegurarnos que grupo alguno se atreva a empañar la más importante fiesta
cívica de nuestra democracia. Para ello y por fuera de los ya mencionados me
tomé el atrevimiento de invitar, y paso a presentar oficialmente en vista de
aquellos que no tenían la ocasión de conocerse, al Escribano Manuel Salgado
Rueda, al Señor Genaro Costa, al Señor Juan Carlos Cabello y al Sargento
Alberto Giusso. Todos caballeros de mi entera confianza, militantes fieles de
la Concordancia, activos entusiastas del Partido Conservador y conocedores del
compromiso ético que nuestra agrupación posee por la institucionalidad de la
república. Debido a que ignoramos el potencial de los conspiradores - continuó
Juárez - es menester tomar prevenciones de grado máximo. No olvidemos que
estamos en el año del cincuentenario de nuestra ciudad; no podemos darnos el
lujo de escribir una página negra en la historia dorreguense ni malversar la
impronta de los futuros festejos. El Comité Nacional del Partido ya envió a mi
solicitud una decena de avezados tiradores entrenados en Europa para tomar
posicionamiento estratégico en determinados inmuebles y edificios oficiales
cercanos al radio de la Municipalidad con el objeto de supervisar y custodiar
el acto eleccionario. El palacio Municipal y la escuela serán puntos
determinantes en la observancia del evento, el Comité Dorrego del Partido, esto
es mi propia vivienda, servirá de apoyatura logística y de ser necesario sus
ocupantes sostendrán activa participación.
-
Disculpe
Don Gregorio - interrumpió el Sargento Giusso –.
-
Adelante
Oficial, no tengan empacho en debatir dudas y proponer acciones. Para ello los
convoqué. De nosotros depende el futuro del distrito.
-
¿Estas
fuerzas paralelas que usted mencionó a quién reportan?... Lo pregunto por una cuestión de responsabilidad
operativa. ¿Si alguno de ellos cayera víctima de los agresores qué pasos
legales deberíamos seguir?
-
Estas
personas reportan al Partido Conservador, Comité Nacional - aseguró Juárez -,
lo hacen directamente con el Gobernador Fresco y con Alberto Barceló; como
titular del mismo en Coronel Dorrego, soy yo quien se encargará de dicha
representación.
-
Imaginando
un plano de la zona - agregó Salgado Rueda - no sería descabellado colocar un
recurso armado en el campanario de la Iglesia. Esto laboraría en dos aspectos:
Primero tener una visión completa de sector y segundo proteger la integridad de
nuestro Intendente. Esta gente no repararía en un magnicidio para lograr sus
objetivos sediciosos.
-
Excelente
apreciación Salgado - estimó Don Gregorio -. Haré lo posible. Colijo una
negociación extensa y compleja; no me gustaría tener encontronazos con el clero
y menos con el párroco Ramos Ojeda.
-
Yo
no creo que el Párroco lo apruebe oficialmente - interrumpió Cabello - más allá de nuestras altruistas intenciones.
-
Desde
luego que no lo va a permitir - sentenció Genaro Costa -. Lo que no puede
impedir es que los fieles ingresen a la parroquia en pos de penitencia. Luego,
el comportamiento de cada fiel en el interior de la misma está fuera de su
control, por caso si alguno desea visitar el campanario con el objeto de tener
una vista integral de la plaza central.
-
¿Usted
dice qué es mejor no enterar al Cura sobre el tema? - Inquirió Juárez
dirigiendo su mirada a Costa –.
-
Nos
ahorraríamos un conflicto caballeros - admitió don Genaro –.
-
Entiendo
y me parece razonable - admitió Salgado Rueda -. Pero debemos asegurarnos el
acceso al promontorio.
-
Sobre
eso no se preocupe Salgado - afirmó Juárez -, quien se encarga del
mantenimiento de la parroquia, al igual que el mismo Párroco, es hombre del
partido. Déjelo por mi cuenta.
-
De
todas formas Ramos Ojeda tiene que ser advertido - citó Cabello –.
-
No
debemos dejar de lado que durante los domingos de elecciones se triplica la
cantidad de peregrinos que circulan por la ciudad - señaló Salgado Rueda -,
abundan las fiestas y las reuniones familiares producto de la natural
convocatoria que implica acercarse para emitir sufragio. No existen fondas,
casas de hospedaje, ni hoteles que no cubran la totalidad de sus plazas; los
encuentros de bochas, tabas y las grandes comilonas partidarias hacen de la
jornada un ir y venir constante, ciertamente peligroso de mediar ante la
posibilidad de acontecimientos violentos.
-
Le
aseguro Salgado - aclaró Tito Juárez - que en esta oportunidad y ante los
rumores de sedición habrá menor circulación, no lo dude mi amigo.
-
Otro
tema que me parece relevante - agregó el Intendente Claverie - es mantener el
control de los servicios de salud. Esto significa que estén abocados
exclusivamente a la atención de los defensores del orden. Si existiesen eventos
de sangre no deseados que dicho servicio se concentre en las fuerzas oficiales.
El estado municipal no tiene la obligación en priorizar la atención de los sediciosos.
-
De
usted depende Señor - aclaró Cabello -. Se trata de personal bajo esfera municipal. El ámbito privado no lo
podemos manejar.
-
En
nuestro servicio médico local el sector privado y el estatal guardan tan
estrecha relación que en ocasiones se confunden - aclaró don Tito -. Una sutil
sugerencia de su Excelencia será bienvenida por la totalidad del sistema.
-
Muy
bien. Así se hará entonces - ratificó el Intendente –.
-
Si
estamos de acuerdo y no tenemos nada por decir propongo, en base a lo
conversado, que cada defensor del orden establecido ocupe su lugar a partir de
las siete de la mañana, una hora antes de comenzar el acto eleccionario. Cada
uno de los aquí reunidos tiene una responsabilidad operativa insoslayable y
relevante, de modo que los insto a ocuparse y preocuparse por cada detalle,
movilizando a su gente y consultando todo aquello que surja como novedad. Para
finalizar les quiero recordar palabras de nuestros candidatos al Ejecutivo
Nacional, doctores Ortiz y Castillo, con motivo de un reservado vino de honor
en las oficinas del primero en la Ciudad de Buenos Aires: “Estas elecciones
caballeros, tenemos que ganarlas aunque sea a cañonazos, luego arreglaremos el
país. No debemos cometer los mismos errores que en los comicios legislativos
del pasado año. Haber perdido la mayoría en la cámara baja fue un contratiempo
no previsto. Buenos Aires debe asegurar el triunfo de la Concordancia”.
-
Y
pensar... hay algunos que consideran a nuestro candidato un gradualista, prolijo y organizado – ironizó el Intendente
Claverie –.
-
Si
no disponen lo contrario – propuso Juárez- y dando por finalizado el cónclave
los invito a pasar al salón comedor para disfrutar de un refrigerio que
oportunamente dispuse para festejar anticipadamente y del cual se encargó más
que eficientemente don Zoizimo González Navarro, un gran colaborador y un
conservador de los de antes.
Los
comicios del 5 de Septiembre de 1937 sólo renovaban autoridades ejecutivas a
nivel nacional. La Concordancia Conservadora, cuya fórmula era Ortiz –
Castillo, enfrentaba con serio riesgo de derrota de la Unión Cívica Radical
representada por la fórmula Alvear – Mosca. El recelo no era infundado. El
triunfo de los cívicos en los comicios legislativos de marzo de 1936 resultó un
duro e inesperado golpe para el oficialismo, la consecuencia final y la
modificación en la proporcionalidad de la cámara baja acotó sensiblemente la plena libertad de acción con
la que contaba el gobierno nacional hasta ese momento.
Desde
que el Radicalismo decidiera en 1935 levantar su abstención y retomar su
participación activa, luego de cuatro años de impotencia y frustraciones, el
movimiento había crecido de manera exponencial más allá de sus históricas
divisiones entre personalistas y Galeritas o antipersonalistas. Por fuera del
corrimiento de muchos adherentes hacia sectores sindicales de la izquierda
dogmática, la renaciente fuerza política portaba suficiente apoyo popular como
para enfrentar con buenas chances de triunfo a un oficialismo absolutamente
desgastado y probadamente corrupto.
Luego
de aquellas elecciones legislativas del treinta y seis varios distritos
importantes con amplia representación parlamentaria ratificaron su tinte
opositor o directamente pasaron a manos
radicales. Por caso Capital Federal, Santa Fe, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos;
el resto del país, víctima del fraude electoral, continuaba bajo signo
conservador. Este escenario desfavorable provocó dos modificaciones en la ley
electoral a instancias del Presidente Justo y el partido gobernante. Dichas
normas irritaron el ánimo político caldeando aún más el destino de las futuras
elecciones generales. El primer lugar se eliminó la representación de las
minorías en los colegios electorales; medida que impactaba directamente en la
cantidad de convencionales del radicalismo, y en segundo lugar se intervino a
la Provincia de Santa Fe, hasta ese momento gobernada por la Democracia
Progresista. A partir de allí el caudillo conservador Manucho Iriondo manejaría
el distrito a fuerza de fraude, matones y policías bravas. Poco se necesitaba
para encender la mecha.
En
Buenos Aires la situación era muy compleja debido a la presión de algunos
caudillos radicales regionales que exigían de su comité nacional acciones
rápidas y concluyentes para terminar con el despojo. En Coronel Dorrego,
Lincoln, Tres Arroyos y San Martín los atisbos de insurrección habían logrado,
en la previa, una importante entidad política y un más que interesante apoyo
popular. Las autoridades de la Unión Cívica Radical estaban definitivamente
comprometidas con la sociedad de modo tal evitar aquello del treinta y uno
cuando fue vetado y anulado el amplio triunfo obtenido por la fórmula Alvear –
Güemes.
Por
el lado de la Concordancia Manuel Fresco, Gobernador de la Provincia, había
encomendado y derivado la responsabilidad de la operatoria que asegure el
triunfo electoral de la fuerza al caudillo de la localidad de Avellaneda
Alberto Barceló, quien sería un año después candidato a la jefatura provincial
rivalizando en las preferencias con el dirigente radical Obdulio Siri. De su
éxito en la empresa dependía la confirmación de dicha candidatura. Ese doble
interés provocó dejar de lado todo eufemismo ético, intensificando cualquier
competencia que sirva tanto al logro de objetivos partidarios como al alcance
de sus propios afanes personales. No tuvo empacho entonces en distribuir
matones en aquellos distritos más combativos y con mayor índice de agitación.
En el acto de proclamación de la fórmula presidencial, en el Luna Park porteño,
quedó plasmada la idea y el compromiso de cada caudillo en función de defender
su Parroquia a como de lugar. Aquel mitin del seis de Julio se había iniciado
con un minuto de silencio en homenaje a los caídos en la tragedia del
Hindenburg del cual se cumplían dos meses. Se sostenía en el acto que dicho
desastre había sido provocado por un sabotaje judeocomunista contra el símbolo
del poderío Alemán. Luego, los discursos de Castillo y Ortiz en ese orden,
regresaron a su origen la asamblea. El escritor Gustavo Carballo, responsable
de los textos, le había diseñado al candidato presidencial una arenga plagada
de metáforas progermánicas, tan contundentes como enfáticas, propiciando un
clima con mayor tenor belicista que electoral. Esta puesta en escena escondía
las desconfianzas existentes entre algunos dirigentes de la Concordancia. Las
mismas se daban en base al rol de importancia que cada uno se otorgaba dentro
del marco de la fuerza a propósito de la distribución de futuros cargos por
derechos de militancia. Ortiz estaba muy disgustado por los carteles que Fresco
había ordenado distribuir en toda la Provincia afirmando que el candidato
presidencial era su hombre; otorgándole de se modo a don Roberto una ambigua
entidad testimonial. Además no eran pocos, entre ellos en mismo Justo, los que
veían en Ortiz un apocado burócrata que era necesario observar y entornar
adecuadamente antes de su seguro arribo a la Casa Rosada. A escasos días del
acto eleccionario y a pesar de su encendida proclama, Ortiz, no había podido
quitarse ese sayo de gradualista y contemporizador que tanto disgustaba a los
sectores más intransigentes de la agrupación.
*
-
Según
afirma el dicho “cuando el diablo toma cuerpo se disfraza de abogado” patrón –
bromeo Vera haciendo alusión al Juez que había ordenado los allanamientos –.
-
El
Doctor Solá fue sólo herramienta de Juárez – afirmó Maciel –. Veo que don
Gregorio mostró algunas de sus fichas; debe estar muy enojado el hombre por los
nulos resultados del intento.
-
Cosa
que lo hace doblemente peligroso si me permite la intromisión – agregó Navarro
–.
-
¿Sabemos
algo de la reacción que produjo el chasco? – preguntó Costa-
-
Hace
un rato, bien entrada la tarde, vi movimientos en la casa de Juárez – aseguró
el pibe Fuertes –. Me crucé con varios tipos de cuidado, por caso el zurdo
Carmodi de La Gloria, el oficial sumariante Perfumo y hasta el auto del mismo
Claverie estaba estacionado en la puerta. Un par de sicarios conocidos montaban
guardia pretoriana por lo que fue imposible colarme por los fondos y fisgonear.
Además logré reconocer a Salgado Rueda, al Jefe de Policía Diógenes de Urquiza,
al “Negro” Zoizimo y al Sargento Giusso. Más tarde arribaron Cabello, Balade,
Cano, Burón Roca, Casimiro Martínez, Lavié y Fernández Long. No me pregunten
para qué, pero también pude distinguir a uno de los Imperatrice, propietario de
la tienda Blanco y Negro.
-
Una
auténtica cumbre conservadora – afirmó Liébana –.
-
Deberíamos
reintegrar la gentileza – ironizó Haugaard –.
-
Mi
querido Aage – replicó Maciel – no podemos malgastar nuestro tiempo gozando de
efímeras e irrelevantes victorias. Debemos seguir trabajando para continuar un
paso adelante y tratar de evitar lo que ellos dan por descontado. A propósito
¿Qué cuenta “La Verdad” sobre el tema?
-
Poco
y nada patrón – contestó rápidamente Vera –, tocan el asunto como una simple
crónica policial, muy por arriba, sin hacer mención de los afectados. Parece
chiste Maciel, movilizan a más de cien tipos y mentan la cosa como si nada. De
todos modos el rumor urbano cuenta que Juárez está utilizando a todos sus
esbirros para comprobar la existencia de un traidor entre sus filas. Se dice
que ya pasaron por la Comisaría algunos funcionarios municipales y ciertos
familiares de afiliados al partido probadamente renegados. En algún caso hay
versiones sobre apremios y torturas.
-
Don
Tito debe estar desquiciado – sostuvo Maciel –, no sería descabellado pensar en
una reunión con él para asegurarnos la normalidad del proceso electoral.
-
Si
bien no hay mula falsa donde hay buen jinete nunca olvide patrón que Juárez es
sucio como culo de manco. Lo suyo – agregó Costa – y perdone la crudeza de mis
dichos, encierra la buena intención que don Gregorio no valora ni merece. Si
por él fuera nos encierra a todos en un vagón, lo manda quemar, esparciendo
luego las cenizas. Usted sabe que no exagero.
-
Sería
una buena manera de sacarle la careta – expresó Liébana –.
-
¿Lo
necesitamos? – cuestionó Mangieri – ¿Acaso no nos alcanza con conocerlo?
-
Una
imprevista propuesta lo podría descolocar intelectualmente – sostuvo Maciel –,
hasta cabría la posibilidad que descubra alguna de sus cartas. Esta gente no
está acostumbrada a la negociación y al diálogo. ¿Usted qué opina Álvaro? Me
interesa mucho su opinión.
-
Con
todo respeto trataré de ponerme en el lugar de don Gregorio
-
Tendrá
que disponer de un buen disfraz – bromeó Navarro –.
-
La
pregunta que yo me haría en su lugar sería – continuó el joven - ¿Cuántas
razones tengo para entrevistarme con Maciel si conozco positivamente su
intencionalidad de subvertir el orden establecido? Eliminarlo de un plumazo,
conocer algo de sus objetivos puntuales, intentar comprarlo, hacerlo detener
hasta después del acto comicial.
-
No
lo entiendo muchacho – inquirió Mangieri –, sea más claro por favor.
-
En
mi opinión no vale la pena el riesgo debido a que el interlocutor es sordo,
ciego y mudo en cuanto a republicanismo se refiere. Quién de aquí puede
asegurar que dicha reunión no tendría entidad de emboscada teniendo en cuenta
que uno de los actores es adicto a la trampa y al fraude. Qué se puede esperar
de un tipo cuya estructura sociopolítica se basó, desde que tenemos memoria, en
el embuste y el chantaje. Al pájaro se lo conoce por la cagada dice el dicho.
No caballeros, estoy en desacuerdo absoluto, me niego a negociar con la
Concordancia en tanto y en cuanto su máximo referente local sea este señor. De
todas formas y como demócrata aceptaría sin protesto el veredicto de la mayoría
presente – aseveró el novel abogado –.
Los
argumentos del joven dirigente disiparon las diversas opiniones de la
concurrencia. Refutar sus premisas básicas era todo un ejercicio intelectual
que no siempre encontraba canales lógicos de discusión. Gregorio “Tito” Juárez
era un personaje con demasiados antecedentes negativos como para entenderlo un
estadista; era un cuadro político natural y formado en el marco de un sistema
perverso y denigrante, era un aguerrido soldado, un caudillo que representaba
fielmente sus intereses de clase: La opulencia como signo distintivo, la
genética como argumento y jerarquía social, la voluntad del poder por sobre la
verdad histórica y las necesidades de su pueblo.
De
cara a lo inevitable Maciel comenzó a sospechar que las buenas intenciones
deben poseer al menos un espejo esperanzador. Signos que nos indiquen que
determinadas acciones individuales merecen riesgo y esfuerzo, Justas que se
perciban entendibles por fuera del resultado y más allá del mismo; un
compromiso con las convicciones sin omitir hacerse cargo, aún sabiendo que
dichos indicios no cuentan con atención por parte de las cómodas y distantes
mayorías que siempre se hallan muy preocupadas en mantener prudente equilibrio
y racional objetividad. ¿Qué puede modificar un minúsculo grupo cuando decide
dejar de lado el testimonio y comenzar a militar activamente por sus ideas?
Demasiado complejo para ser ignorado. En el recinto el debate iba creciendo en
tono e intensidad de modo proporcional al silencio que encerraba a Maciel. Se
advirtió ausente y en estado de espera. Recordó su conversación con García en
aquella lluviosa noche de El Perdido. El camino y los atajos. Las concesiones
entre lo lícito y lo ilícito, y sus semejanzas cuando el límite nos desafía.
¿Y por qué no pensar que él mismo podría
aprovechar la reunión para sacar definitivamente de escena a Juárez? Con sus
mismas armas, con su misma ética. ¿Por qué los allí presentes no lo
consideraban posible? Se sintió disminuido, lo angustiaba esa visión cándida y
adolescente que portaba por determinación ajena; una suerte de encubierta
subestimación. Desde que iniciara su lucha fue la primera vez en que se sintió
burlado, inconsistente, siniestramente absurdo. Pensaba que de existir empresas
que merecen la pena y otras que no, también deberían existir lugares y
comunidades en donde vale la pena el esfuerzo y otros que no. Mientras el sol
siga siendo el poncho de los pobres sus convicciones estaban a resguardo. El
destinatario del mensaje lo inquietaba.
Veía
a sus correligionarios sometidos a los paréntesis y corchetes de un
determinismo histórico para él inexistente. Justamente su idea era vencer ese
determinismo que asumen las comunidades a modo de sentencia definitiva.
La
reacción violenta, la lucha armada corre automáticamente los límites de la
ética para elaborar una ética superior entendida solamente por el que se
encuentra frente a las balas. Comprender por qué se abordan ciertas misiones
constituye un peldaño superior al análisis sobre los métodos que se utilizan
para llegar al objetivo. Veía a sus compañeros de lucha con los pantalones
prolijamente planchados sin percatarse que en el asunto iba la vida en juego.
Si había expresas prevenciones para enfrentar a Juárez en una simple reunión,
escogía no pensar que haría esta gente en medio de un tiroteo. Y él estaba
dispuesto a la reunión y al tiroteo. Volvió a recordar el escepticismo de
García con respecto a la conciencia de los pueblos.
Esa
misma tarde entendió que sólo aquellos que no tenían nada que perder estarían a
su lado cuando de cara al límite fuese necesario resolver. Continuó en silencio
hasta el fin de la velada siendo testigo de argumentos que sostenían
resguardarlo, sembrando el comité Leandro N. Além de justificaciones ajenas.
La
realidad marcaba que sin él, alguien debería ocupar su lugar, y ninguno de los
presentes estaba dispuesto a hacerlo. El acertijo no era su posible defunción
sino la obligación de persistir con el paradigma.
Finalmente
se acordó por mayoría rechazar la idea de conferenciar con don Gregorio.
Entrada la noche, uno por uno de los concurrentes se fueron retirando en
compañía de Costa y Navarro, obligados a cumplir funciones de custodia; Maciel
y Vera se quedaron en el comité, en soledad, con la misión de ponerlo en
condiciones para futuros encuentros.
-
Cosas
de la hipocresía Vera. Tan mortificados que estaban por mi integridad, nos
dejaron solos en ejercicio de sus comodidades y cobardías a merced de los
supuestos fantasmas de Juárez y la noche dorreguense - ironizó Maciel a poco de
terminar de asegurar los cerrojos del portón -. Para mi placer, esta reunión se
extendió en demasía.
-
Olvídese
patrón, no me agrada verlo resignado, la muchachada está nerviosa y confundida.
Si gusta de la pesca, mañana a las ocho lo paso a buscar, votamos y luego usted
decide: el mar abierto o las cascadas del Quequén –
-
Si
así fuera, no lo dude Vera, elegiría las cascadas del río.
5 de Septiembre de 1937
No
habían pasado las nueve de la mañana cuando Juan Taján en compañía de Manuel
Piñeiro ingresaron absolutamente enfurecidos y desencajados por la puerta
principal del edificio en donde funcionaba el Comité de la Unión Cívica Radical
Leandro N. Além de Coronel Dorrego. Ambos eran fiscales del partido y
dirigentes de la zona de Calvo.
-
Estos
tipos no tienen vergüenza - bramaba Taján -, se cagaron en las credenciales
oficiales y a punta de fusil impidieron nuestro acceso. Lo mismo le sucedió a
una decena de correligionarios en el campo La Victoria cuando intentaron
cumplir con la ley.
-
La
mortaja no tiene bolsillos señores - irrumpió Genaro Morales -. La avaricia y
la impunidad conservadora se está manifestando en todo su esplendor. Es hora de
actuar. Se hace necesaria una convocatoria general, ir a buscar a Maciel y
enterarlo de lo acontecido para frenar este atropello antes que sea demasiado
tarde. Propongo que una partida se adelante y vaya hacia el club Social a la
espera de órdenes, cargando fusiles y pertrechos a discreción. Hay que posicionarse
en la azotea y cubrir toda ventila que permita tener una visión completa de la
plaza.
-
No
me parece oportuno - interrumpió Anastasio García -, debemos esperar al patrón
para tomar decisiones.
-
Tendremos
que aguardar hasta el mediodía entonces - replicó Taján –.
-
Me
hago responsable ante Maciel - indicó Aage Haugaard -. El comité se está
llenando de correligionarios enfurecidos que no pudieron ejercer su derecho; no
podemos esperar hasta que llegue Juan. Ya mismo salgo para el Social. Voy a
necesitar compañía; con tres me alcanza ¿Quién tiene ganas de cagarse a tiros
con esos malandras?
-
Cuente
con nosotros Aage - exclamó Wilfredo Roubió - señalando al grupo que integraba
junto a Grialdo Leguizamón, Arturo González alias Pancho Villa y Gabriel
Guatara.
-
Van
a necesitar un tipo de manos veloces y conocedor del fusil para la carga -
indicó Silvestre Miranda -. Si gusta me ofrezco para la tarea.
-
Gracias
por su convite pero no hay como “Malito” (apodo que portaba Gabriel Guatara)
para el asunto - retruco Aage -. Nadie mejor que él para esas tareas, se lo
puedo asegurar. Prefiero que el grueso de la muchachada aguarde en el comité a
la espera de lo que ordene Maciel. Nosotros vamos a otear los alrededores del
Municipio de modo fijar el posicionamiento de los matones de la Concordancia.
Decenas
de indignados ciudadanos se fueron aglutinando en las afueras del Comité. El
resto de los Roubió llegó poco después de que la partida marchara en dirección
al club. Tanto Rodolfo, como Juan Carlos y Roberto, estaban encolerizados con
Wilfredo por dejarlos afuera de la misión. Costa, Vera y Navarro trataron de
calmarlos haciéndoles entender que los camiones con el resto de los fusiles
estaban por arribar para completar la principal fuerza de choque. Que por fuera
de la partida inicial, la futura columna sería determinante para la suerte de
la operación. Un tanto más calmos se mezclaron con el resto comentando a viva
voz los eventos conocidos hasta el momento.
-
En
El Perdido fui testigo que algunos conservadores ya votaron cinco veces -
afirmó Luís Fonseca -. Ese Ramoncito Vera tiene marcada una huella desde su
casa hasta la Escuela. Sé que gente del partido ha vendido sus libretas,
algunos por monedas, otros bajo amenaza de perder el empleo o algo más.
-
¿Ese
Vera tiene algo qué ver con usted Severo? - bromeó Navarro –.
-
Tendría
que averiguarlo - respondió el imputado -, nadie se salva de un hediondo en la
familia.
-
Lo
que no entiendo - continuó Fonseca - es la razón por la cuál el sujeto recorre
ese trayecto nueve o diez veces en cada acto eleccionario. Teniendo todo el
mecanismo aceitado no hay razón para cuidar las formas. Inclusive me han
comentado que no sólo va modificando su atuendo, en alguna ocasión se ha
maquillado bigotes para aparentar distinta identidad.
-
Es
que los conservadores son gente de prestigio mi amigo - ironizó Costa –.
-
La
Policía desestima nuestras denuncias cagándose de risa - sentenció José
Muguerza -, esto es peor que en el treinta y uno. No hay otra salida que
encararlos como catango al sorete. Meter plomo a como de lugar interrumpiendo
esta farsa antes que el transcurrir de las horas vayan otorgándole legitimidad
a la jornada.
Mientras
los debates continuaban en el casco urbano dorreguense, el grueso del piquete
Radical estaba reunido en la Chacra La Nélida de Miguel Pinnel a treinta
kilómetros de distancia prontos a partir rumbo a la ciudad en los dos camiones
blindados, un Ford A y un Chevrolet, preparados para la oportunidad. Debido a
las modificaciones el peso de los vehículos se había potenciado, a esto era
necesario sumarle los dos galones de combustible adicional que portaba cada
uno, más el peso de los fusiles, los pertrechos y la tropa; en consecuencia no
menos de hora y media los separaba del ejido comunal. Maciel ya estaba al tanto
de las primeras acciones conservadoras a favor del fraude. Varios ciudadanos se
habían acercado hasta la chacra para informar lo que ocurría en los cuarteles
cercanos. Razón suficiente para encarar el compromiso tal cual había
manifestado en aquella convención de Bahía Blanca y ante el mismísimo Alvear.
Bernabé Guzmán manejaba el vehículo que lo tenía como acompañante. Hombre serio
y de pocas palabras Guzmán. Al igual que Maciel, hablaba lo justo y necesario
siendo el estado del camino el centro de su atención. El resto de las huestes
viajaban como podían. Algunos en la jaula, de pie, otros colgados de los
estribos. Los blindados se bamboleaban al ritmo de la trocha y muy poco se
podía hacer como chofer para acotar los sacudones. Desde la noche anterior
estaba prohibida la bebida y no se podía fumar dentro de los camiones debido al
combustible de reserva. La ansiedad de la cuadrilla multiplicaba su malhumor.
Sin grapa y sin tabaco no había espacio para otra cosa que no sea tratar de
zafar de la vacilación.
-
¿Cuántos
de nosotros estamos preparados para que nos zumbe una bala a centímetros de la
cara? - preguntó Florencio Gómez mientras su cuerpo mantenía desdorosa
verticalidad gracias al Máuser que le servía de apoyo –.
-
Ni
vos, ni yo, ni el patrón lo sabemos - sentenció Guillermo Stuarts hijo -. Habrá
quien encare como zorrino al tren y existirán aquellos que correrán como enano
que perdió el circo. Ojalá nunca tengamos que comprobarlo. Esperemos que Juárez
no nos obligue a demostrar lo que ignoramos, en ese sentido creo que estamos en
desventaja. En su mayoría somos gente de trabajo, más cercanos a la pala y al
machete que al fusil; enojados, pero poco acostumbrados a los actos heroicos.
Tengo la extraña sensación que muy pocos de los que aquí estamos tenemos
verdadera conciencia de los riesgos que se avecinan. No dudo que Maciel, Costa,
Vera, Navarro, Guzmán, Villalba, los Roubió, Morales y algún otro tengan en
claro las causas y las consecuencias de semejante operación. El resto navegamos
entre el entusiasmo que impulsa la indignación y la ira que propone la
ignorancia.
-
Le
noto cierto pesimismo Guillermo - afirmó Florencio -. Lo veo ácido como mirada
de suegra.
-
Hace
poco leí del novelista Inglés Walpole que la vida es una tragedia para los que
sienten y una comedia para los que piensan - sentenció Stuarts-. Otro escritor
Británico, más precisamente Escocés, cuyo seudónimo era Saki, muerto muy joven
en combate durante la guerra del dieciocho, afirmaba que la vida está llena de
decepciones, suponiendo que el arte de ser feliz consistía en disfrazarlas de
ilusiones. Creo que sobre estos camiones hay algo que tiene ver con ambos
veredictos.
Pasado
el mediodía el arribo de los camiones a la sede Radical fue recibido con sumo
alborozo por la concurrencia. Se aguardaba con excitación e interés la palabra
de Maciel. Todos sabían que era inevitable comenzar con las acciones de modo
tal frenar la ignominia planificada por la Concordancia. Una auténtica
muchedumbre desairada alternaba testimonios con señales dramáticas propias de estar
en las puertas de las grandes decisiones.
-
Es
momento de cumplir con el compromiso asumido y empeñado - voceo Juan Bautista
Maciel silenciado con su impronta al bullicioso caos generalizado- “El que tenga las bolas puestas que me siga
carajo”
Haciendo
caso omiso a las recomendaciones de familiares y del mismo Diputado Provincial
Doctor Victoriano Estévez, el patrón comenzó a delinear la futura estrategia.
Fue el justo momento en donde las aguas dividieron a los hombres de hondo valor
republicano con aquellos de frágil juramento que veían inútil el sacrificio que
exigía la empresa. Instante límite, de profundo dramatismo y discusión. Muchos
emprendieron el camino de regreso a sus hogares imitando a quienes ya lo habían
hecho evidenciando ausencia absoluta del valor individual para enfrentar la
gesta.
-
Falsos
como pésame de funebrero resultaron algunos - bramó Luís Goggi -.
-
No
nos detengamos en ofensas - contestó Maciel -. Largos sermones mueven más los
culos que los corazones, de modo que solamente les puedo decir sobre el asunto
que todo hombre es trascendente, un grano solo no hace al granero pero ayuda al
compañero. Necesito información de la partida que está en el Social. Debemos
tener un panorama claro sobre lo que sucede en la zona del Municipio.
-
Si
me lo permite patrón, me encargo del trabajo - se adelantó Navarro -.
-
De
acuerdo - asintió Maciel -, vaya urgente y hable con Aage. Necesitamos datos
sobre las posiciones que ocupan los hombres de Juárez, sobre todo de aquellas
caras desconocidas de las que tanto se habla, y un resumen sobre el movimiento
general de la manzana. Vaya advirtiéndole que la idea es tomar el municipio y
retener la totalidad de las urnas a los efectos de anular los comicios para
obligarlos a reiterar la jornada electoral con la presencia veedores oficiales.
*
Mientras
esto sucedía don Gregorio Juárez ya se había anoticiado sobre los planes de los
sublevados. Como bien sabía, la traición y la cobardía caminan juntas, de la
mano, en consecuencia no le extrañó que un propio adherente Radical efectuara
la primera jugada en beneficio de la Concordancia. Un tal Alfredo Miraglia se
apersonó, a primeras horas de la tarde en dependencias policiales, para
denunciar que el agricultor Diego Sinclair le había propuesto pasar por el comité
Leandro N. Além con el objeto de retirar un Winchester y balas para salir a la
ganar la calle de un momento a otro. El hombre se hallaba desarticulado
emocionalmente, sudado y mugriento producto del viaje que hubo de soportar
desde la zona de La Nélida. Asimismo aseguró sobre la existencia de una partida
de adeptos a Maciel preparados para tales fines arribada desde los campos de
los Pinnel, montada en dos camiones blindados artesanalmente, con no menos de
cincuenta fusiles prestos para el entrevero. El dicente afirmó en su
declaración que la denuncia la efectuaba para quedar libre de culpa y cargo
descartando de ese modo tener relación alguna con el futuro conflicto.
El
texto del declarante llegó inmediatamente de concluido a manos de Gregorio
Juárez. El mismo Jefe de Policía Diógenes J. de Urquiza se la entregó
personalmente en el despacho del Comité Conservador.
-
Hubo
que cagarlo a bofetazos a este Miraglia para que se calle - afirmó el Comisario
-. Pobre Maciel… Si cuenta con este tipo de gente esta yendo derecho al
matadero.
-
Vamos
a lo nuestro - ordenó Juárez -. Además
de los efectivos policiales quiero que estén apostados en la azotea de la
Municipalidad: Burón Roca, Carmody y Fernández Long. Ustedes conocen a los
cabecillas, de modo es necesario priorizarlos como blanco. Tres de los matones
de Barceló deben ubicarse en los altos de la tienda de los Imperatrice. Al
mismo tiempo quiero cuatro recursos más en la Iglesia distribuidos de la
siguiente manera: El de mayor puntería en el atalaya que sirve de cobijo al
campanario, los tres restantes en la explanada de entrada defendiendo los
frentes del edificio municipal. El fuego cruzado los hará cagar en la patas a
estos matungos. Quiero tres tiradores aquí, en el Comité. El resto, excepto
dos, deben ser distribuidos en las cercanías del los centros de atención médica
para controlar que ningún insurgente pueda ser asistido.
-
¿Qué
hacemos con la facción que está en el club Social? - Consultó el Intendente
Claverie -.
-
Por
la información que tenemos no deben ser más de cuatro o cinco revoltosos -
afirmó Juárez -. Ese será tema exclusivo del Comisario Diógenes de Urquiza. Las
fuerzas regulares deben atender y contestar toda provocación que parta del
predio. Nuestros recursos especiales tienen la obligación de exponerse lo menos
posible ante los ojos de potenciales curiosos. Zoizimo, antes de que vuelva a
la calle, le informo que a usted lo quiero en la planta de la Municipalidad
junto a los dos tiradores que nos quedan. Espero haber sido claro.
-
Si
don Gregorio - asintió José María Pérez Bustos, alto dirigente conservador
Bahiense que había llegado a Coronel Dorrego a primeras horas de la tarde -. Su
plano lo muestra con claridad. De acuerdo al esquema defendemos la
Municipalidad de modo cruzado, por medio de las fuerzas regulares acotamos la
intrusión de los tiradores del club, con la distribución de nuestra gente
tenemos vía libre para contestar toda intromisión callejera y además poseemos
recursos que cubran toda posibilidad de reagrupación subversiva luego de un posible
desbande. Es perfecto. Se van a tener que meter los cincuenta fusiles y los
blindados en el culo.
-
Yo
no sería tan soberbio mi querido amigo - moderó Cabello -. Tengo entendido que
Aage Haugaard es quien está al frente de la partida del Social, hombre osado y
terminante.
-
Entonces
y para su tranquilidad vamos a reforzar el edificio de la Escuela – terminó
admitiendo Juárez -. Diógenes, le ruego incluya algunos de sus subordinados en
la planta del Colegio. Desde allí se tiene una buena perspectiva de la fachada
del club. Hacer blanco no les será complicado, cuando menos para tenerlos a
raya. No se preocupe Cabello, con los primeros tiros correrán más ligero que un
purgado; si tenemos la suerte de embocar un par de caídos notables esto no
durará más de media hora. Exceptuando ciertos infiltrados la mayoría de los
radicales nacieron para cagones. Muerto Maciel, se acabó la rabia.
-
¿Y luego don Gregorio? - inquirió el
Intendente Claverie -.
-
Deberemos
detener a cada sospechoso, haya intervenido activamente o no, descubriremos sus
madrigueras y nada quedará sujeto al azar; luego serán las instituciones de la
Nación las que tomarán riendas en el asunto. Nuestro poder judicial, con duras
sanciones deberá desalentar cualquier atisbo de desorden constitucional para el
futuro. Una de las batallas más importantes se librará en Coronel Dorrego.
Nuestra derrota sería el fracaso de una
forma exitosa de hacer política, que ve en nuestra Argentina el potencial
suficiente para liderar a toda la región. Importantes políticos y militares
cercanos al eje nos miran con entusiasmo. No podemos ni debemos defraudarlos –
concluyó Juárez -.
-
Malas
noticias don Gregorio - interrumpió de atropello Zoizimo González viniendo
desde el exterior del Comité - hirieron al Sargento Giusso en las cercanía de
El Zorro. Se encuentra en el hospital con dos marcas de Máuser en el lomo.
-
Nada
más para agregar señores. Esta gente no merece piedad; han encontrado lo que
buscaban tratando de alterar el orden establecido y atacando a un funcionario
nacional de cualidades intachables como lo es nuestro muy estimado Sargento
Alberto Giusso.
*
Los
más se quedaron observando como se perdían los blindados entre las cuadrículas
urbanas. De a poco el Comité Leandro N. Além fue despoblándose de vergüenzas
ajenas; las grandes mayorías indignadas soportaron hasta el límite de su temple
mientras la gravedad de la situación reconocía el análisis de los costos y los
beneficios de la empresa. Maciel está loco afirmaban algunos, agregando que por
su responsabilidad, en caso de ser derrotados, las persecuciones serían
implacables por parte de las fuerzas oficiales. Pocos reparaban que la victoria
dependía del grado de compromiso popular y que la cobardía jugaba a favor del
mismo fraude que ellos decían combatir. Juan Bautista Maciel y una veintena de
muchachos partieron a jugar su suerte cumpliendo el juramento asumido, no ya
por los dichos en aquella Convención Radical, sino por obligación y dignidad
ciudadana en defensa de la transparencia dentro del acuerdo social y democrático
que cobijaba a la Nación. El derecho de participación no podía ni debía
negociarse. Muchos de los que volvieron a sus hogares fueron silentes
responsables de la epopeya de los caídos en combate, muertos y heridos, de los
detenidos y torturados, de los perseguidos, de los que perdieron sus empleos,
de los olvidados de siempre. No sólo fueron las balas conservadoras, fueron
también las propias estructuras políticas formales que ante el riesgo, optaron
en proteger aquello que tenían por perder dejando para mejores aires eso de la
integridad, la virtud y la nobleza.
*
-
Agáchese
patrón que voy a salir a dar manija. Nos están cagando a balazos y este camión
de mierda se viene a quedar justo acá - gritó Bernabé Guzmán enfurecido -. Baje
la cabeza, hágame caso. Los muchachos de la jaula sabrán darme cobertura.
-
...
¡No dejen de disparar carajo, que Guzmán está bajando! - ordenó Maciel -,
mientras trataba de cubrirse y a la vez responder con su Winchester - . Vaya
por abajo del camión, no se juegue al pedo hombre.
-
Esta
es mi partida patrón - contesto Bernabé mientras abría la puerta -, el que no
se tiene que jugar al pedo es usted. Cúbrase y déjese de dar órdenes de una
buena vez.
Guzmán
haciendo caso omiso a los zumbidos encaró sin complejos la delantera del
blindado dándole manija hasta que el motor del ingrato volvió a reaccionar como
si nada hubiera ocurrido. Deslizándose por debajo del camión volvió a su puesto
de chofer mientras el cruce de balazos hacía imposible exhibirse valeroso. Aage
y su gente, desde el club Social, hacían lo posible para mantener fuera de
acción a los demás tiradores del régimen, cobijados en la Iglesia y en la
Escuela, pero nada podían hacer contra los que estaban dentro de la
Municipalidad. La ubicación de los edificios limitaba toda posibilidad de
acción efectiva. Al mismo tiempo se vio a los Imperatrice escapar por los
techos que daban a los fondos de la tienda, mientras Zoizimo González, dentro
del edificio Municipal, caía víctima de un certero disparo en el cuello. Varios
heridos en las jaulas de los blindados obligaron a converger en la esquina de
Roca y la calle 22, quedando uno de ellos estacionado en la ochava mientras que
el restante llevaba contusos rumbo al Sanatorio Estévez propiedad del
Presidente del Comité Radical y Diputado Provincial. Este era el único centro
médico no controlado por la Concordancia. Allí pudieron descender algunos de
ellos para sus primeras curaciones, entre los que se encontraban Genaro Morales
y Anastasio García, pasajeros de la jaula del blindado afectado por el
desperfecto mecánico. Un par de rasguños no detectados en su momento obligaron
a Bernabé Guzmán a descender del vehículo por expresa orden de Maciel. Un nuevo
y generalizado tiroteo hizo fracasar toda posibilidad de reagrupamiento de las fuerzas
sublevadas obligando dispersarse en la búsqueda de posiciones óptimas para la
defensa de Aage y su gente.
-
Cubran
al patrón que viene hacia acá. - gritó con desesperación Haugaard -. Apure la
carga Malito que lo están cagando a silbidos. ¡Paren hijos de Puta, el hombre
esta solo e indefenso!.... - llevando a cuestas sus duelos, sus traidores y
pelotas, pensó –.
Es allí cuando Juan
Bautista Maciel, Winchester en mano y ajeno de protección, decidió encarar como
instancia suprema hacia el edificio del club Social, luego de advertirle a su
compañero Carlos Villalba que procure cubrirse de la metralla vaticana,
recibiendo casi al instante dos certeros impactos provenientes del experto
tirador amparado en la torre de la Parroquia.
Su
grito silencioso, póstumo y doloroso, sentenció el final de la aventura cívica.
La
exposición de su cuerpo, huérfano e inerme en uno de los canteros de la plaza
determinó el fin de la revuelta; la mayoría de los combatientes se dispersaron
hacia los aledaños de la aldea perseguidos por las fuerzas policiales, el resto
fueron detenidos in situ, inclusive los moradores del club Social que no
dejaban de llorar frente a los despojos de su líder. La batalla de Coronel Dorrego en pos de defender
los derechos civiles y la libre determinación popular se llevó a cabo durante
la muy británica hora del té y duró solamente treinta minutos. Además de Juan
Bautista Maciel cayeron en combate sus más fieles y cercanos compañeros, los
que lo amaban, los que respetaron sus silencios y fueron dolientes habitantes
de sus más hondas tristezas: Carlos Costa, Severo Vera y Emilio Navarro.
Epílogo
A
continuación se detalla el listado de ciudadanos que acompañaron a Juan B.
Maciel en aquella tarde del 5 de Septiembre de 1937 ya sea en el interior de
los blindados, en el club Social o sólo de a píe...
Carlos
Costa
Severo
Vera
Emilio
Navarro
Genaro
Morales
Anastasio
García
Aage
Haugaard
Wilfredo
Roubió
Grialdo
Leguizamón
Arturo
González (alias Pancho Villa)
Manuel
Guartara (alias Malito)
Rodolfo
Roubió
Juan
Carlos Roubió
Roberto
Roubió
Félix
Sergio Gómez
Silvestre
Miranda
Florencio
Gómez
Luís
Fonseca
Bernabé
Guzmán
José
Liébana
José
Muguerza
Guillermo
Stuarts (hijo)
Gervasio
Fernández
Luís
Goggi
Antonio
Luís Costa
Carlos
Villalba
Y
algunos pocos más que la crónica decidió olvidar...
La
causa caratulada como Rebelión fijó competencia dentro del Juzgado Federal de
Bahía Blanca a cargo del Doctor González Warcalde. Luego de sesenta detenciones
efectuadas y entre denuncias de apremios, maltratos y torturas con picana
eléctrica, el 27 de octubre la Cámara Federal revoca el fallo del Juez
calificando de Sedición los eventos consignados ordenando la inmediata
liberación de los detenidos pendientes, entre partícipes necesarios y
encubridores, que estaban alojados en los centros de Algarrobo, Bahía Blanca y
Coronel Dorrego, modificando el tenor de las responsabilidades individuales.
Así pues la Cámara Federal desestimó el alegato de la fiscalía que sostenía una
clara intencionalidad de deponer al Gobierno Nacional. El cuerpo de abogados
defensores estaba formado por:
Doctor
Carlos E. Cisneros
Doctor
Arturo H. Duprat
Doctor
Eduardo González (hijo)
Doctor
Roberto Isnardi
Doctor
Germán E. Noetzly
Doctor
Eduardo Murphi
En su
alegato final justifican plenamente lo actuado por Juan Bautista Maciel y sus
acompañantes dando causas y razones sobre lo sucedido teniendo en cuenta los
siguientes términos: “Sólo llevaban una finalidad. Pedir. Procurar que las
autoridades locales le garanticen al pueblo el derecho del sufragio conforme a
las leyes vigentes. Sólo procuraban que, en su pueblo, se respetara el derecho
político de sus ciudadanos. El fraude hecho sistema, Policías y civiles armados
impidiendo el acceso del votante a los comicios, o en el interior del mismo, en
el cuarto oscuro, obligando a votar bajo amenaza de muerte por la lista
oficialista; secuestro de libretas, vuelco de padrones, expulsión de fiscales
opositores, adulteración de actas, empleados atemorizados que realizaban el
voto cantado en violación a la ley, y por último el cambio simple y llano de
las urnas”.
29 de Diciembre de 1937
Ciento
quince días después de la matanza del 5 de Septiembre y con masiva
participación se celebraron los actos conmemorativos del cincuentenario de la
creación del Partido de Coronel Dorrego. El Ministro de Obras Públicas
Ingeniero José María Bustillo asistió en representación del Gobernador Fresco,
los oficios religiosos estuvieron a cargo del Obispo Bahiense Monseñor Leandro
B. Astelarra.
La
comisión organizadora estuvo integrada de la siguiente manera:
Presidentes
Honorarios: General Nicolás Accame, Comandante de la Sexta División del
Ejercito y Monseñor Leandro B. Astelarra, Obispo de Bahía Blanca.
Presidente:
Doctor Raúl Sánchez Elías
Vicepresidente:
Senador Gregorio Juárez
Vicepresidente
Segundo: Miguel Pérez
Secretario
General: Carlos Soneyra
Secretarios: Dardo E. Cano
Doctor Armando C. Archenti
Tesorero: Pedro Balade
Protesorero: Doctor Francisco Pérez
Vocales: Manuel Salgado Rueda
Doctor Juan Carlos Cabello
Presbítero Nicolás Ramos Ojeda
Diógenes J. de Urquiza
Ignacio González Blanco
(Presidente Asociación Española)
Vicente Colantonio (Presidente
Asociación Italiana)
Kisa Abraham (Presidente
Sociedad Sirio Libanés)
Alfredo Costa (Presidente Tiro
federal)
Ceferino Pelaez (Presiente
Cooperativa Agrícola)
Zacarías Uslenghi (Presidente
Cooperativa de Oriente)
Antonio Linares (Presidente
Centro Valenciano)
Adán J. R. Ter Linden (Delegado
del Automóvil Club)
Además
integraban la comisión con menores responsabilidades: Cristián Skou, Antonio
del Río, Rogelio M. Enz, Lucas Viales y Juan Balade.
Tropas
del Ejército y la Marina arribaron a Coronel Dorrego a primera hora del 29 de
Diciembre. Por la Base Naval lo hizo el Capitán de Navío Mario Casari mientras
que por el Estado Mayor del Ejército lo hizo el Coronel Ricardo Miró. Los actos
se iniciaron con una misa de campaña oficiada por el Obispo Bahiense quien
además bendijo el mástil donado por los ex alumnos de la Escuela número uno.
Una vez finalizado el rito la comitiva se trasladó en caravana hacia Monte
Hermoso, localidad balnearia incorporada al Partido de Coronel Dorrego en 1935
mediante un acuerdo de anexión de tierras que Juárez gestionó con las
autoridades bahienses, procediendo allí a la colocación de la piedra basal del
futuro Balneario de Coronel Dorrego. Monseñor Astelarra se encargó de bendecir
las aguas.
A
posteriori, en las amplias instalaciones de la Intendencia Municipal, el
Senador Gregorio Juárez organizó un banquete en honor a los ilustres
visitantes, siendo el orador principal a la hora de los postres. Se descubrió
una placa en honor al General Julio Argentino Roca, momento en el cual el
Presidente de la Comisión Raúl Sánchez Elías hizo uso de la palabra. Hubo
exhibiciones gimnásticas, exposiciones de trabajos manuales, cócteles varios,
servicio de refrigerio en la Intendencia, finalizando la jornada con un
concurrido baile popular en la plaza.
Durante
la mañana del treinta se colocó la piedra fundamental en terrenos destinados a
viviendas obreras. La lectura de las actas estuvo a cargo del Senador Gregorio
Juárez, el párroco local Nicolás Ramos Ojeda bendijo el predio, en tanto el
Intendente Claverie y su señora esposa Adela Cambiaso fueron los padrinos de la
ceremonia. Posteriormente se habilitó el Salón de la Escuela de Bellas Artes y
en la plaza principal la comunidad danesa donó una fuente alegórica. Nello
Venturini agradeció en nombre de las autoridades municipales. Con un almuerzo
popular en el Teatro Español y la posterior caravana de visitantes hacia la
estación del Ferrocarril culminaron los actos protocolares diurnos. Los
festejos propiamente dichos finalizaron por la noche con un gran baile popular
en la plaza incluyendo el ornato de fuegos artificiales. Dichas jornadas fueron
debidamente documentadas por parte de periodistas de todo el país, invitados
para la ocasión. En ninguna de sus crónicas se hace mención sobre homenajes o
recordatorios efectuados a los caídos durante aquellos aciagos días.
Cincuenta
años después, para los festejos del centenario del Partido de Coronel Dorrego,
el 5 de Septiembre no figuró dentro de las fechas a evocar en el marco
conmemorativo según consta en el programa oficial difundido por el periódico La
Voz del Pueblo de Tres Arroyos en su Álbum alusivo. Gobernaba por entonces a
nivel Municipal el Doctor Osvaldo Aníbal Crego, mientras que el Presidente de
la Nación era el Doctor Raúl Ricardo Alfonsín, ambos, caudillos e históricos
dirigentes de la Unión Cívica Radical.
La idea que lo guió
será en la muerte su manto
caro fue el precio del tanto,
que aún perdido se ganó.
Por la patria se agitó
su trágica tarde cruel
Vera, Navarro, tras él,
Costa y Dorrego de adagio
sufragio al libre sufragio,
con Juan Bautista Maciel.
Mario
Valdez
Tres Arroyos - 1987
Fuentes Bibliográficas Consultadas
· Ortiz. Reportaje a la Argentina
Opulenta. Félix Luna. Editorial Sudamericana. 1999.
· Álbum del Centenario del Partido de
Coronel Dorrego. La Voz del Pueblo. Tres Arroyos. 1987.
· Cien Años de Política en Coronel
Dorrego. Nítido Santagada. Coronel Dorrego. Agosto 1987. Imprenta Encestando.
Bahía Blanca.
· Refranes, Dichos y Otras Yerbas. Kela
Merino. Ediciones 11 de Mayo. Coronel Dorrego. 2008.
· Crónicas y Testimonios de Nuestro
Pasado Cultural 1887-1937 Berta Zubiri de Sillero. Banco de Dorrego. 1987.
· Patria y Tradición en el Coronel
Dorrego de los 30. Fabián Enzo Barda. Imprenta y Editorial Impacto. 2002.
Coronel Dorrego.
· Documentación. Profesor Rodrigo
Terrón
· Memorias y Testimonios de Alberto
Eulalia. El Perdido. 2008
· Familia Isasa
· Familia de Carlos Villalba
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